Adolescencia, dulce infierno

19/05/2017 - 14:02 J. Pastrana

Por 13 razones ha llegado a Netflix rodeada de una polémica de esas que crean los padres más que el joven público al que va dirigida. ¿Debemos tomarnos la historia de Hanna Baker como un estudio serio sobre el suicidio o como un producto que simplemente lo aprovecha como excusa para plantear un pseudo drama thriller romance juvenil?

Por 13 razones

    Director: Tom McCarthy, Gregg Araki, Carl Franklin, Jessica Yu, Kyle Patrick Alvarez.
    Reparto: Dylan Minnette, Katherine Langford, Christian Navarro, Alisha Boe, Brandon Flynn, Justin Prentice, Miles Heizer.
    Basada en el libro de  Jay Asher.
    País: USA(2017). Serie. Netflix.


Cualquiera que haya pasado por  el instituto sabe cuan crueles pueden ser los adolescentes. Recuerdo a mi hermano diciendo: “No te preocupes, cuando llegas a la Universidad a la gente se le pasa la tontería”. Al final conocí a mis outsiders un poco antes de dar el salto, pero hay chicos que no tienen tanta suerte.


No diré que Por 13 razones ofrece una imagen realista del acoso escolar entre los adolescentes de hoy en día -qué sabrá un adulto del montón sobre eso-, pero sí hay una idea que sabe plasmar: la soledad y el dolor no son exclusivos de nadie, ni de clichés marginales, ni de tipos feos. En todo caso, de personas excesivamente sensibles.


Hanna Baker acaba de quitarse la vida y la noticia afecta a sus compañeros de instituto en distinta medida. ¿Por qué decidió una chica aparentemente normal suicidarse? La respuesta está en 13 grabaciones de audio que llegan a manos de Clay, un compañero de clase con el que guardaba una relación especial. En esas 13 grabaciones Hanna ha reunido todos y cada uno de los motivos, con nombre y apellido de compañeros de clase.


El consumo de series ha cambiado. Ya no hablamos de entregas semanales que cuentan las peripecias de sus protagonistas. Ahora las series, las mejores al menos, se pueden consumir casi de forma maratoniana. Eso implica dos condiciones: deben ser adictivas y tienen que evitar en la medida de lo posible las redundancias. En las entregas semanales los guionistas podían/debían recordar datos o rasgos de los personajes, pero en este nuevo modelo la redundancia puede lastrar en exceso el ritmo de la historia.


¿Y todo esto cómo se aplica a la historia Hanna? Pues de muchas maneras. La adaptación del libro de Jay Asher utiliza el esquema del folletín, acabando siempre con un gancho para mantener atrapado al espectador, aunque con caídas de ritmo en los tramos centrales de casi todos los episodios.


No se engañen, la idea no es hacer una reflexión en profundidad sobre el suicidio adolescente,  si no utilizarlo para construir una especie de thriller romántico juvenil con capacidad para enganchar a los adultos. Y sí, eso puede considerarse de mal gusto, ya que no deja de utilizarse un tema muy serio de forma superficial. Ahora bien, como ocurría con el cine fantástico en su buenos tiempos, no deja de ser una producción de género sin demasiadas aspiraciones, pero bien hecha y con capacidad para sugerir ideas. No hablemos de suicidio, hablemos sobre crueldad, egoismo y mentira. No analicemos la decisión de Hanna. Evaluemos la mucho más probable existencia real de sus odiosos compañeros de clase, porque de esos sí que hay en casi todas partes.

 

PARA GUARDAR
Dylan Minnette y la magia que desprenden cada uno de sus encuentros con Hanna.

PARA OLVIDAR
El exceso de algunos actores echa a perder los matices de sus personajes.