Alimentos imaginarios para reducir su consumo
13/12/2010 - 12:21
Imaginar cómo se ingiere un alimento podría dar lugar a su menor consumo, según sugiere un estudio de la Universidad de Carnegie Mellon en Pittsburgh (Estados Unidos) que se publica en la revista Science.
La disminución en la respuesta ante los estímulos repetitivos se conoce como habituación y los investigadores utilizaron el chocolate y el queso para mostrar que la imaginación es suficiente para habituar a una persona a estos alimentos imaginarios.
Los autores del trabajo realizaron una serie de experimentos en los que algunos participantes tenían que imaginarse comiendo grandes cantidades de un alimento, como chocolatinas o queso.
Otros tenían que imaginarse comiendo menos cantidad de esos alimentos, más de un alimento diferente, o haciendo algo distinto todo a la vez.
Después de que cada participantes hubiera visualizado la tarea en sus mentes, los investigadores les presentaban un cuenco lleno con cantidades de chocolatinas o queso y les permitían que comieran su contenido. Los científicos descubrieron que los participantes que se habían imaginado primero comiendo grandes cantidades de dulces o queso en realidad consumían mucho menos de estos alimentos que los otros participantes.
Los autores sugieren que tal imaginación mental repetitiva tiene efectos muy diferentes a los de pensar en una imagen mental única, lo que se sabe estimula el apetito.
Su descubrimiento tiene una amplia variedad de posibles aplicaciones, desde la reducción del consumo de alimentos no saludables hasta la obstaculización del deseo de consumir sustancias adictivas.
Los investigadores están preparando nuevos estudios para comprender cómo esta forma de imaginación mental podría utilizarse para regular conductas como la dieta, el tabaquismo y las rutinas de ejercicio.
Los autores del trabajo realizaron una serie de experimentos en los que algunos participantes tenían que imaginarse comiendo grandes cantidades de un alimento, como chocolatinas o queso.
Otros tenían que imaginarse comiendo menos cantidad de esos alimentos, más de un alimento diferente, o haciendo algo distinto todo a la vez.
Después de que cada participantes hubiera visualizado la tarea en sus mentes, los investigadores les presentaban un cuenco lleno con cantidades de chocolatinas o queso y les permitían que comieran su contenido. Los científicos descubrieron que los participantes que se habían imaginado primero comiendo grandes cantidades de dulces o queso en realidad consumían mucho menos de estos alimentos que los otros participantes.
Los autores sugieren que tal imaginación mental repetitiva tiene efectos muy diferentes a los de pensar en una imagen mental única, lo que se sabe estimula el apetito.
Su descubrimiento tiene una amplia variedad de posibles aplicaciones, desde la reducción del consumo de alimentos no saludables hasta la obstaculización del deseo de consumir sustancias adictivas.
Los investigadores están preparando nuevos estudios para comprender cómo esta forma de imaginación mental podría utilizarse para regular conductas como la dieta, el tabaquismo y las rutinas de ejercicio.