Aniversario de la Constitución

09/12/2016 - 13:59 Redacción

Estudiar la Constitución para actualizarla en algunos puntos sería síntoma de madurez y se debería abordar con ánimo constructivo sobre aquello susceptible de ser mejorado.

El treinta y ocho aniversario de la Constitución española es momento propicio para el reconocimiento  a la generación de políticos, de distintas tendencias y sentimientos, que supieron en un delicado escenario consensuar un marco de convivencia, de derechos y obligaciones, que los ciudadanos ratificaron con su voto en el correspondiente referéndum, haciendo posible una transición democrática ejemplar. Esos valores, principios, el espíritu y la letra de aquel texto, plenamente vigente hoy, han permitido la construcción de una sociedad libre, moderna, democrática y avanzada. Por ello cada 6 de diciembre es motivo de conmemoración y adhesión a la Carta Magna, sin que ello signifique negar la posibilidad o conveniencia de modificar algunos aspectos, con el amplio acuerdo con el que se formuló, porque éste es la clave de que haya perdurado con éxito a lo largo de estas cuatro décadas. Estudiar la Constitución para actualizarla en algunos puntos sería síntoma de madurez y se debería abordar con ánimo constructivo sobre aquello susceptible de ser mejorado. Junto a la supresión de la primacía del varón en la sucesión a la jefatura del Estado, por ejemplo, se tendría que afrontar la reducción o eliminación de los aforamientos, percibidos por la ciudadanía como forma de impunidad, dar un sentido distinto al Senado, que no ha llegado a satisfacer en esa función de representación de la diversidad territorial, máxime en los momentos actuales, o buscar una mayor independencia del poder judicial para lo cual los nombramientos de altos cargos en los tribunales Constitucional y Supremo o la composición del Consejo General del Poder Judicial debe desligarse de la discrecionalidad del poder político. La Constitución, en su día, fue una realidad que se construyó entre todos y fue un acierto porque pensó en el bien del país y de los ciudadanos con respeto a las diferentes sensibilidades. Cualquier cambio en el futuro deberá cumplir estas mismas premisas. En todo caso no es la mayor de las urgencias que podamos tener como sociedad.