Ante el frío, no descuides tu piel
La piel es el órgano más extenso que tenemos en nuestro cuerpo: una capa
cuyo grosor oscila entre los 0,1 milímetros de los párpados y los 4
milímetros de los talones y que, en conjunto, suma una media de 1,6
metros cuadrados que nos envuelve y nos resguarda del exterior. La piel
nos aisla y nos protege del medio que nos rodea, favorece la regulación
de la temperatura corporal, la excreción de sustancias y hace posible la
percepción sensorial. Si el ser humano se compone en su mayor parte de
agua, la piel requiere dos tercios de esa cantidad. Por eso, al igual
que hacemos en verano, es imprescindible que durante el resto del año no
nos olvidemos de mantenerla correctamente hidratada.
Por su función de barrera protectora, nuestra piel está expuesta a
agresiones constantes y cambiantes. En invierno, el viento frío de la
calle y el calor seco de las calefacciones pueden hacer que nuestra
dermis pierda agua, sobre todo cuando se repite a menudo el paso brusco
entre esos dos estadios. Las zonas más expuestas -cara, manos y labios-
son las primeras en acusar los problemas, pero el resto del cuerpo
también es sensible a los efectos de la deshidratación, y a otras
agresiones químicas como el tabaco o los cosméticos no adecuados a
nuestra piel.
Factores ambientales
Para frenar el deterioro de nuestra piel en invierno debemos evitar
los lugares con calefacción demasiado alta, ya que lo ideal para que
nuestra piel no pierda agua es mantenerla alrededor de los 20 grados
centígrados.
También el viento y el frío son los causantes de una de las
patologías dermatológicas más comunes en esta época del año: la piel
seca o xerosis invernal. La hidratación y la elasticidad de la piel se
reducen y ésta presenta un aspecto descamativo, con estrías, grietas y
durezas. Para combatir estos efectos indeseados es imprescindible que
cada día protejamos nuestro cuerpo con una crema hidratante, tarea que
no requiere mucha dedicación ni esfuerzo, pero sí constancia y productos
adecuados. Por eso la Asociación para el Autocuidado de la Salud
(anefp) recomienda recurrir siempre al consejo de un farmacéutico, y
vigilar esas partes más propensas a la deshidratación como son manos,
codos y pies, que tienen una tendencia natural a resecarse.
Cómo aplicar las cremas
"Las cremas hidratantes se tienen que aplicar con movimientos básicos
de masaje, que además de ayudar a la absorción combaten el estrés,
relajan los músculos y estimulan el sistema linfático", matiza el
director general de anefp, Rafael García Gutiérrez. El masaje debe ser
constante y uniforme, vigoroso en la musculatura y más suave en las
zonas óseas. El cuello y la espalda, con frecuencia descuidados, también
deben atenderse. El mejor momento para hidratarse es después del baño,
cuando la piel aún está húmeda y su capacidad de penetración es mayor.
El efecto máximo de una crema se produce a los 30 minutos de su
aplicación y dura varias horas, pero no se acumula, por eso es
importante repetir el ritual cada jornada.
Para adquirir el tipo de crema hidratante más adecuado, anefp
recomienda tener en cuenta unas pautas básicas. Por ejemplo, aquéllas
con urea o ácido hialurónico facilitan la retención de humedad en la
piel. Las que contienen aloe vera ayudan a aliviar las irritaciones,
regenerar y cicatrizar, mientras que las cremas que presentan extractos
de aceite de oliva son adecuadas para devolver la flexibilidad a una
piel seca.
En definitiva, como recuerda García Gutiérrez, la hidratación "es el
pilar básico para tener una piel sana en invierno". Si además la
limpiamos a diario y la exfoliamos con regularidad, pues la ropa
entorpece el proceso de eliminación de las células muertas,
favoreceremos su regeneración. De esta forma nuestra piel estará
hidratada y sana por dentro y lucirá atractiva y saludable por fuera.
La Asociación para el Autocuidado de la Salud (anefp) trabaja para
mejorar la salud y la calidad de vida de los ciudadanos y para promover
el autocuidado responsable de la salud como instrumento idóneo para
hacer frente a los problemas de salud leves y transitorios. Esta
asociación, creada en 1978, agrupa a las compañías farmacéuticas que
fabrican y comercializan medicamentos sin receta, así como un a gran
número de empresas del sector de la fitoterapia, la homeopatía, la
cosmética y los complementos alimenticios.