Aplíquese, señor presidente

09/02/2011 - 00:00 Redacción

En el mes de noviembre, la vicepresidenta económica del Gobierno, Elena Salgado, hacía sonrojar a José María Barreda porque las cuentas públicas de Castilla-La Mancha eran, junto a las de Murcia, las peor gestionadas de todo el país. La titular de la cartera de Economía confirmó que nuestra región es la comunidad con mayor déficit de toda España, con un 4,69%; que era una de las pocas autonomías que superaban la barrera del 2% y que, por tanto, necesitaría el beneplácito ministerial para poder endeudarse en 2011. La economía castellano-manchega hace aguas desde hace tiempo pero el Ejecutivo regional, empeñado como se encuentra en devolver los golpes fraticidas que recibe periódicamente desde Madrid, parece culpar de su situación financiera, en buena medida, a Zapatero. Si bien es cierto que el Gobierno central tiene pendiente de pago 200 millones por la aplicación de la Ley de Dependencia, también lo es que los malos datos económicos ponen de manifiesto la poca efectividad de las políticas llevadas cabo por el Gobierno de Barreda y la falta de austeridad en la administración pública regional. Desde la oposición castellano-manchega, una semana sí y otra también, insisten en denunciar el despilfarro del Gobierno con cargos públicos inservibles; subvenciones desorbitadas e injustificadas; sustanciosos gastos de protocolo y la falta de ética y austeridad general de todos los organismos públicos regionales. A las denuncias del PP se suman, cada vez con más asiduidad, las reclamaciones de diferentes colectivos sociales, sanitarios y educativos por los retrasos en los pagos de la Junta. Ayer, el presidente castellano-manchego no tenía pudor en recordar que tiene emisiones de deuda autorizadas por el Gobierno de España que aún no ha utilizado y que lo hará “cuando lo estime oportuno”. ¿Y a qué espera? Debe ser que es más sencillo financiarse a costa de no pagar a las empresas castellano-manchegas, pero éstas ya no aguantan más: 205 compañías tuvieron que acogerse a un concurso de acreedores en 2010 porque no pudieron pagar lo que debían. La cuantiosa deuda de la administración pública es sólo un ejemplo, pero muy grave, de una situación insostenible. Sin liquidez, las empresas no pueden pagar las nóminas de sus empleados ni mantener su actividad, lo que provoca el incesante crecimiento del desempleo en la región que tanto preocupa a Barreda. La solución es de sobra conocida: gastar menos de lo que se ingresa y pagar lo que se debe. Aplíquese, señor presidente.