¡Basta ya! no al trasvase
Recuerdo a Entrepeñas, cuando estaba a punto de morir. Había encogido y su piel se volvió gris, marrón e incluso por zonas olía mal. Me acerqué a sus orillas, para preguntarle si estaba asustado. De su silencio y quietud, entendí que dijo no con la cabeza.
Sin embargo, me dio miedo la forma en que llegó su muerte. No vi belleza ni esperanza cuando el Mar de Castilla, pasó al mundo de los muertos. La gente suele hablar de la inmortalidad, pero yo no la vi. Me preguntaba cómo sería mi muerte. Qué se debe sentir al comprender que ese será tu último aliento. Espero saber afrontarlo del mismo modo que lo afrontó él. Con la misma
serenidad, con las misma quietud de sus escasas aguas. Porque ese es el secreto, ahí se oculta la inmortalidad y su grandeza.
En su mirada, en la turbidez de sus fangosas aguas, otrora cristalinas, quise entender que me contestaba:
- ¿Por qué iba un embalse, sentenciado por la incapacidad e ineptitud de unos políticos a tener miedo a la muerte? Solo pertenezco a mi entorno. Si yo caigo primero, te esperaré a ti y a todo la comarca, al otro lado de las oscuras aguas, que ya solo serán cieno.
Me he degradado por mi zona, por sus habitantes, por su fauna, por su flora, por mi hogar. Todo lo que sacrificaron por mí, se perdió poco a poco en cada trasvase.
Tal vez todos y cada uno de los hombres y mujeres, posean una sola alma de la que todos formamos parte. Todos los rostros son el mismo hombre y una misma mujer. Un único ser. Todo el mundo busca la salvación para sí mismo, como un ascua separada de la hoguera. Y en se búsqueda, está mi perdición.
Entonces yo me pregunté, de donde sale esta terrible crueldad, ¿cómo ha arraigado en el mundo?
¿De qué semilla, de qué raíz ha brotado? ¿Y de quien es obra?
¿Quién nos mata, como han matado a Entrepeñas, como han matado a toda una comarca?
¿Quién nos arrebata la vida y la luz? ¿Quién se burla de nosotros, mostrándonos un destino tan cruel? ¿Acaso esta destrucción beneficia a alguien? ¿Ayuda de verdad en algo que crezca la hierba en los campos de golf plantados en secarrales murcianos? Porque sé, también allí hay oscuridad. Pese a que se lleven nuestra agua, también allí viven una negra noche.
Es lo que tiene el fin, es lo que tiene el haber cruzado La Delgada línea Roja (Terrence Malick 1998).
Nota.: Entrepeñas y Buendía tienen una reserva de tan solo 454 Hectómetros cúbicos de agua, por lo que solo restan 54 para que atraviesen la línea roja marcada por el Plan Hidrológico del Tajo. Todo ello sin tener en cuenta, que de esos 454 hectómetros, una gran parte no son más que cieno, fango y algas putrefactas. ¿Hasta cuándo va a durar esto?
¡¡Basta ya¡¡¡ No al trasvase.
Que la fuerza os acompañe.