Benedicto XVI está muy preocupado por los abusos cometidos por curas en Irlanda
01/10/2010 - 09:45
Por: EUROPA PRESS
Ayer tuvo lugar una nueva reunión de los obispos irlandeses con el Papa a causa de los abusos sexuales cometidos por sacerdotes católicos. Ayer a las 9,30 horas dio comienzo el encuentro, el tercero en tan solo siete meses que se celebra en el Vaticano, que evidencia la preocupación de Benedicto XVI ante este problema. Esta polémica se remonta a raíz de la publicación el pasado año de dos informesjudiciales en los que se denunciaron no solamente los abusos sexuales cometidos por varios sacerdotes, sino también su encubrimiento.
Los obispos irlandeses volvieron ayer a reunirse con el Papa para afrontar el tema de los abusos sexuales a niños cometidos por sacerdotes católicos en este país. Se trata del tercer encuentro sobre la cuestión que se celebra en el Vaticano en los últimos siete meses, lo que pone de manifiesto la preocupación de Benedicto XVI por este problema.
La reunión, que durará hasta mañana, empezó a las 9,30 horas de ayer y después de una pausa para comer prosiguió hasta las 19,00 horas. Durante la mañana de hoy tendrá lugar el último encuentro, tras el que el Vaticano publicará un comunicado oficial. El Papa está muy preocupado por esta situación, explicó el primado de Irlanda y arzobispo de Armagh, el cardenal Sean Brady, en declaraciones a Radio Vaticano. Este encuentro ha sido preparado detalladamente pero es solo un paso de un camino muy largo, admitió. El purpurado esperó que el resultado de todos estos esfuerzos se traduzca en un proceso de arrepentimiento, renovación y reconciliación, por el bien de todos.
En cuanto a la insistencia con que el Papa está afrontando esta cuestión, Brady resaltó que se trata del tercer encuentro en siete meses. Todos nos proponemos el mismo objetivo que es el de tutelar a los niños y para ello, las indicaciones que el Papa ha dado al respecto deben ser estudiadas atentamente por todas las personas implicadas. La polémica sobre los abusos sexuales a menores cometidos por algunos eclesiásticos en Irlanda se remonta al año pasado, a raíz de la publicación de dos informes judiciales en los que se denunciaron no sólo los actos criminales cometidos por algunas decenas de sacerdotes durante 30 años, sino el hecho de que tanto los responsables de la Iglesia en Irlanda como las autoridades gubernamentales de este país intentaron encubrir a los culpables.
En declaraciones a la prensa británica, el obispo de Clogher y responsable de comunicación de la Conferencia Episcopal irlandesa, monseñor Joseph Duffy, admitió los hechos, calificándolos como heridas profundas, y aseguró que el resultado de la reunión que se está celebrando estos días en el Vaticano no se reducirá a un simple ejercicio cosmético. De hecho, el escándalo ya se ha saldado con algunas dimisiones, como la del obispo de Limerick, Donal Murray. También lo han hecho otros prelados, como el de Kildare y Leighlin, Jim Moriarty, y los auxiliares de Dublin, Raymond Field y Eamonn Walsh, cuyas dimisiones todavía no han sido aceptadas por el Pontífice.
Tolerancia cero
Desde el inicio de su Pontificado, Benedicto XVI ha declarado la tolerancia cero respecto a los eclesiásticos que cometan este tipo de delitos. Una de las primeras medidas que tomó fue la de exigir al fundador de los Legionarios de Cristo, Marcial Maciel, que había sido investigado por presuntos abusos sexuales durante décadas, que renunciara a todo ministerio público y llevara una vida de penitencia.
Por lo demás, son numerosas las ocasiones en las que el Papa ha condenado este tipo de acciones, desde la audiencia que concedió en 2006 precisamente a los obispos irlandeses, hasta sus viajes a Estados Unidos y Australia. Sin ir más lejos, la semana pasada aseguró que la Iglesia no deja y no dejará nunca de deplorar y condenar los abusos a niños cometidos por algunos de sus miembros.
Asimismo, las palabras que Benedicto XVI utilizó el pasado 11 de diciembre con ocasión de la segunda visita de los obispos irlandeses a Roma, también fueron severas. El Pontífice dijo sentirse profundamente preocupado y angustiado por lo sucedido en Irlanda y anunció que escribirá una carta pastoral a los fieles católicos de este país para explicarles las medidas que se tomarán en respuesta a esta situación.
La reunión, que durará hasta mañana, empezó a las 9,30 horas de ayer y después de una pausa para comer prosiguió hasta las 19,00 horas. Durante la mañana de hoy tendrá lugar el último encuentro, tras el que el Vaticano publicará un comunicado oficial. El Papa está muy preocupado por esta situación, explicó el primado de Irlanda y arzobispo de Armagh, el cardenal Sean Brady, en declaraciones a Radio Vaticano. Este encuentro ha sido preparado detalladamente pero es solo un paso de un camino muy largo, admitió. El purpurado esperó que el resultado de todos estos esfuerzos se traduzca en un proceso de arrepentimiento, renovación y reconciliación, por el bien de todos.
En cuanto a la insistencia con que el Papa está afrontando esta cuestión, Brady resaltó que se trata del tercer encuentro en siete meses. Todos nos proponemos el mismo objetivo que es el de tutelar a los niños y para ello, las indicaciones que el Papa ha dado al respecto deben ser estudiadas atentamente por todas las personas implicadas. La polémica sobre los abusos sexuales a menores cometidos por algunos eclesiásticos en Irlanda se remonta al año pasado, a raíz de la publicación de dos informes judiciales en los que se denunciaron no sólo los actos criminales cometidos por algunas decenas de sacerdotes durante 30 años, sino el hecho de que tanto los responsables de la Iglesia en Irlanda como las autoridades gubernamentales de este país intentaron encubrir a los culpables.
En declaraciones a la prensa británica, el obispo de Clogher y responsable de comunicación de la Conferencia Episcopal irlandesa, monseñor Joseph Duffy, admitió los hechos, calificándolos como heridas profundas, y aseguró que el resultado de la reunión que se está celebrando estos días en el Vaticano no se reducirá a un simple ejercicio cosmético. De hecho, el escándalo ya se ha saldado con algunas dimisiones, como la del obispo de Limerick, Donal Murray. También lo han hecho otros prelados, como el de Kildare y Leighlin, Jim Moriarty, y los auxiliares de Dublin, Raymond Field y Eamonn Walsh, cuyas dimisiones todavía no han sido aceptadas por el Pontífice.
Tolerancia cero
Desde el inicio de su Pontificado, Benedicto XVI ha declarado la tolerancia cero respecto a los eclesiásticos que cometan este tipo de delitos. Una de las primeras medidas que tomó fue la de exigir al fundador de los Legionarios de Cristo, Marcial Maciel, que había sido investigado por presuntos abusos sexuales durante décadas, que renunciara a todo ministerio público y llevara una vida de penitencia.
Por lo demás, son numerosas las ocasiones en las que el Papa ha condenado este tipo de acciones, desde la audiencia que concedió en 2006 precisamente a los obispos irlandeses, hasta sus viajes a Estados Unidos y Australia. Sin ir más lejos, la semana pasada aseguró que la Iglesia no deja y no dejará nunca de deplorar y condenar los abusos a niños cometidos por algunos de sus miembros.
Asimismo, las palabras que Benedicto XVI utilizó el pasado 11 de diciembre con ocasión de la segunda visita de los obispos irlandeses a Roma, también fueron severas. El Pontífice dijo sentirse profundamente preocupado y angustiado por lo sucedido en Irlanda y anunció que escribirá una carta pastoral a los fieles católicos de este país para explicarles las medidas que se tomarán en respuesta a esta situación.