Castilla-La Mancha se reivindica
En este aniversario del Estatuto merece la pena festejar nuestra evolución y hacerlo con actos culturales, deportivos y sociales en todas las provincias, en grandes y pequeños municipios, porque el mérito es de todos y a cada uno corresponde disfrutarlo.
Se cumplen el 10 de agosto cuarenta años de la promulgación del Estatuto de Autonomía de Castilla-La Mancha. Dos años antes, el 24 de noviembre de 1980, en el salón de plenos de la Diputación de Guadalajara, el órgano preautonómico, presidido por el seguntino Antonio Fernández Galiano, había decidido por unanimidad iniciar el proceso autonómico en cumplimiento del modelo de organización territorial establecido en la Constitución española que había sido aprobada por amplio consenso político y social. En la práctica suponía la descentralización del poder con el objetivo de acercar la administración a los administrados, el nacimiento de las autonomías, el origen de nuestra región y de las otras dieciséis que hoy forman España. Cuatro décadas después todos los parámetros económicos muestran un gran crecimiento y se ha producido una importante transformación social con avances en la conquista de derechos y consagración de libertades. La lucha contra la violencia de género o contra la despoblación de grandes zonas, con legislación pionera a nivel nacional, son solo dos ejemplos de los pasos hacia delante dados por la sociedad castellano-manchega que además puede hacer gala de alcanzar importantes acuerdos por el entendimiento de las administraciones con los agentes económicos y sociales, disfrutar de estabilidad política en sus instituciones, mantener buenas relaciones con el resto de gobiernos regionales, contribuir a la unidad del país y tener ante si un futuro prometedor con las mejores expectativas. Es ejemplo de valores, de éxitos colectivos, de progreso y constatación de que la fórmula funciona, con los matices que puedan hacerse pues nada es la panacea y todo perfeccionable. Y en este aniversario merece la pena festejar nuestra evolución y hacerlo de una manera amplia con actos culturales, deportivos y sociales en todas las provincias, en grandes y pequeños municipios, porque el mérito es de todos y a cada uno corresponde disfrutarlo. Es una forma de recordar la historia, darla a conocer a los más jóvenes, fomentar la identidad o sentido de pertenencia, algo que algunos guadalajareños no han llegado a interiorizar, de reivindicar la propia comunidad.