Con el corazón en Ucrania
Tanto desde las administraciones como desde la ciudadanía se sucede la puesta a disposición de recursos, colaboración, iniciativas, gestos de solidaridad, preparación ante un previsible éxodo masivo, acopio de alimentos, ropas y medicina.
Aunque la semana deje buenas noticias en el ámbito provincial nuestras cabezas y corazones están pendientes, con preocupación y dolor, de la guerra que masacra al pueblo ucraniano. Conocemos el avance de las obras en el campus universitario, el inicio de la mudanza al nuevo hospital en abril, la licitación en ese mismo mes de las obras del centro de salud de los Valles, la instalación de una fábrica de electrolizadores en el polígono de El Ruiseñor, los detalles del alojamiento en la Real Fábrica de Paños de Brihuega, la inyección de 1,7 millones en el Parador de Molina, el liderazgo en el sector del aluminio de la empresa ubicada en Azuqueca, Hydro Aluminium, o el regreso al 100% en su celebración presencial de la feria más importante del mundo apícola en Pastrana, mientras vuelve una cierta normalidad y mejora la situación sanitaria. Guadalajara tiene motivos para la alegría, hasta llueve, pero está triste e indignada, eso sí, comprometida en la ayuda a las víctimas de la barbarie rusa y orgullosa del GEO, que ayer recibió la visita del presidente Pedro Sánchez que habló con los efectivos desplazados y comprobó la eficiencia, calidad e importancia de su trabajo. Tanto desde las administraciones como desde la ciudadanía se sucede la puesta a disposición de recursos, colaboración, iniciativas, gestos de solidaridad, preparación ante un previsible éxodo masivo, acopio de alimentos, ropas y medicina. Es la mejor cara de la sociedad guadalajareña que siempre responde ante cualquier emergencia humanitaria. Las chicas ucranianas que lanzaron la petición de auxilio a través de las redes sociales comentaron a nuestro periódico su sorpresa ante el gran número de personas que han acudido al lugar. Los ciudadanos guadalajareños están volcados con el más de medio millar de ucranianos que vive en nuestra provincia y con los millones que intentan sobrevivir a poco menos de cuatro mil kilómetros, las condenas son unánimes, el deseo de paz compartido, los esfuerzos en ayudar un objetivo común y el temor por la evolución de la situación un miedo latente. Sigamos dando lo mejor de nosotros.