Deseos renovados

06/01/2018 - 12:42 Pedro Villaverde Martínez

Pongamos aquí un deseo de buena esperanza, que después la realidad nos hará bajar si es que nos hemos subido demasiado a las nubes.

Casi no sabemos de qué escribir cuando hay tanto que decir y desear. Esto se parece a aquello de qué vas a esperar de enero sino fríos y hielos. El tiempo siempre es tema recurrente y siempre de actualidad y si nos apuramos parece jugar en nuestra contra. Si estamos felices parece escaparse, si tristes parece eternizarse. Nos acordamos de aquello que leíamos sobre las noticias de tan veloces como el rayo han venido quien sabe si con el tiempo vendrán con el rayo mismo. Sin darnos cuenta o todo lo contrario nos encontramos en un nuevo año y sólo para empezar tenemos las palabras para desear lo mejor para todos. Las Navidades, fiestas entrañables, se despiden con la marcha de esos Reyes Magos que tienen a bien visitarnos cada año y que tanta felicidad traen a todos y en especial a los más pequeños. Pasada esa regia visita que también tanto agrada a los mayores nos metemos en eso que ha dado en llamarse cuesta de enero, pues tal vez los gastos de la Navidad han dejado al menos tambaleantes los bolsillos. Esperemos que los buenos deseos tengan reflejo y suavicen la subida. Los niños vuelven a sus tareas de aprendizaje y los mayores, si han tenido días de asueto, a las suyas. Procuremos que esa cuesta nos cueste, y valga la redundancia, lo menos posible. Como siempre echamos manos de la salud que al fin o a la postre es uno, sino el principal, de los deseos que solemos intercambiarnos .Lo demás por supuesto que lo deseamos con igual intensidad. Que la vuelta al trabajo si es que ha habido días de asueto, sea lo más llevadera posible y tal vez tengamos que recordar aquí a quienes no tienen ese tan necesario trabajo. Pero dejemos los problemas aparcados, si es posible, y pensemos que el año que ahora empieza será el mejor posible. Pongamos aquí un deseo de buena esperanza, que después la realidad nos hará bajar si es que nos hemos subido demasiado a las nubes. No queremos, pues, ni enumerar los problemas pendientes, ni los que puedan presentarse, pues será la realidad la que nos los vaya presentando. No vamos a aguarnos la fiesta, pensando en esa empinada cuesta de enero y sólo deseemos que se nos presente a todos suave y llevadera. Que la alegría, junto a esa siempre salud tan necesaria, nos acompañe siempre.