Después de siete años de crisis

14/02/2015 - 23:00 Jesús Martínez

Después de siete años de crisis, parece que apenas se ha aprendido la lección que subyace en sus orígenes, es decir, la codicia de los que más tienen y de los que buscan enriquecerse a costa incluso de la pobreza de los demás. Escribe el Papa Francisco en su ensayo sobre “Corrupción y pecado”, que cuando el corrupto tiene poder, -que en realidad es el caso más frecuente- trata de buscar la complicidad de los que le rodean, en una especie de proselitismo dentro de un ambiente de triunfo social. Sin embargo, la propia reacción de irritación y hartazgo que se está produciendo en la sociedad ante los casos de corrupción demuestra que la inmensa mayoría mantiene vivo el ideal de la ejemplaridad, como afirma el filósofo Javier Gomá. El problema de fondo, en todo caso, está en el desgaste de los valores cívicos que se refleja no solo en los niveles de exclusión, sino en el envejecimiento acelerado de la población que, a su vez, es otro reflejo de la desconfianza en el futuro… y en el presente.