EE UU y Corea del Norte, por la sinfonía de la distensión
01/10/2010 - 09:45
Por: EUROPA PRESS
Todo esta listo para un concierto histórico en Corea del Norte. Hoy, la Orquesta Filarmónica de Nueva York tocará en Pyongyang, pero desde ayer ya se encuentra en la capital asiática para preparar el que es el primer contacto cultural significativo entre ambos países y una de las principales consecuencias del programa de desmantelamiento nuclear firmado el pasado año por las autoridades norcoreanas.
Hasta tal punto llega la expectación, que los ciudadanos podrán seguir en sus televisiones el concierto en directo.
El escenario elegido es el Gran Teatro, ubicado al este de Pyongyang. Procedentes de Pekín, ayer llegó el equipo completo de la delegación estadounidense, que no sólo comprende a 106 músicos, sino a unos dos centenares de personas más. Los 300 miembros de la delegación estadounidense aterrizaron en Pyongyang en un vuelo procedente de Pekín, en vísperas de la gran noche.
El país comunista no mantiene ninguna relación diplomática con Washington. De ahí la importancia de este acontecimiento cultural, que podría suponer la confirmación de un camino de cooperación cuyos primeros y tímidos pasos se dieron el año pasado una vez firmado por parte de las autoridades norcoreanas el desmantelamiento de las instalaciones nucleares. De esta forma, bajo la dirección de Lorin Maazel, los himnos de ambos países y los pentagramas de Richard Wagner, Anton Dvorak y George Gershwin sonarán a algo más que a notas musicales, que los ciudadanos podrán seguir por su televisores en directo.
Cuando en diciembre se conoció la noticia, el presidente de la orquesta y director ejecutivo, Zarin Mehta, se congratuló por la iniciativa, ejemplo a su juicio del "poder de la música para unir a los pueblos", según informaciones de la cadena CNN recogidas por otr/press. No obstante, Mehta quiso quitar peso hoy a esta noticia antes de despegar, al señalar que su tarea no implica necesariamente un cambio de actitud política, ya que no van a impartir "clases maestras" sino a hacer sonar "música de cámara". "La política no es nuestro juego, nosotros tocamos música", señaló.
De hecho, parece improbable que el concierto vaya a contar con la presencia del presidente norcoreano, Kim Jong Il, aunque el portavoz de la orquesta neoyorquina, Eric Latzky, aseguró que ni siquiera habían extendido una invitación formal a su nombre. Por parte de Estados Unidos, tampoco se espera la asistencia de la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, que precisamente se encontraba relativamente cerca hoy, liderando la delegación norteamericana en el juramento del cargo del nuevo presidente de Corea del Su, Lee Myung Bak.
El escenario elegido es el Gran Teatro, ubicado al este de Pyongyang. Procedentes de Pekín, ayer llegó el equipo completo de la delegación estadounidense, que no sólo comprende a 106 músicos, sino a unos dos centenares de personas más. Los 300 miembros de la delegación estadounidense aterrizaron en Pyongyang en un vuelo procedente de Pekín, en vísperas de la gran noche.
El país comunista no mantiene ninguna relación diplomática con Washington. De ahí la importancia de este acontecimiento cultural, que podría suponer la confirmación de un camino de cooperación cuyos primeros y tímidos pasos se dieron el año pasado una vez firmado por parte de las autoridades norcoreanas el desmantelamiento de las instalaciones nucleares. De esta forma, bajo la dirección de Lorin Maazel, los himnos de ambos países y los pentagramas de Richard Wagner, Anton Dvorak y George Gershwin sonarán a algo más que a notas musicales, que los ciudadanos podrán seguir por su televisores en directo.
Cuando en diciembre se conoció la noticia, el presidente de la orquesta y director ejecutivo, Zarin Mehta, se congratuló por la iniciativa, ejemplo a su juicio del "poder de la música para unir a los pueblos", según informaciones de la cadena CNN recogidas por otr/press. No obstante, Mehta quiso quitar peso hoy a esta noticia antes de despegar, al señalar que su tarea no implica necesariamente un cambio de actitud política, ya que no van a impartir "clases maestras" sino a hacer sonar "música de cámara". "La política no es nuestro juego, nosotros tocamos música", señaló.
De hecho, parece improbable que el concierto vaya a contar con la presencia del presidente norcoreano, Kim Jong Il, aunque el portavoz de la orquesta neoyorquina, Eric Latzky, aseguró que ni siquiera habían extendido una invitación formal a su nombre. Por parte de Estados Unidos, tampoco se espera la asistencia de la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, que precisamente se encontraba relativamente cerca hoy, liderando la delegación norteamericana en el juramento del cargo del nuevo presidente de Corea del Su, Lee Myung Bak.