El Día de la Mujer

11/03/2017 - 13:25 Pedro Villaverde Embid

Tal vez ha sido en la política donde más se ha visibilizado ese ascenso de la mujer que, sin embargo y por ello hay que luchar, no ha llegado todavía a las cúpulas de las grandes empresas ni a los cargos directivos en general.

 A lo largo de toda esta semana, aunque el día 8 sea la conmemoración oficial, han tenido lugar diferentes actos para recordar que todavía no se ha conseguido la igualdad de derechos y oportunidades que en una sociedad libre, justa, sana y democrática deben disfrutar mujeres y hombres. Han sido muchos los siglos de una educación transmitida de generación en generación que consideraba que los hombres debían cumplir unos papeles o roles y las mujeres circunscribir los suyos al cuidado de la casa y de la familia. Ni siquiera durante una eternidad forzar a la esposa fue considerado como una agresión sexual ni menos aún tener la mano larga se tipificaba como un delito. Desde aquellas mentalidades, compartidas de manera natural también por muchas mujeres, en las que no tenían incluso derecho a voto, hasta hoy en el que dos de los principales países europeos están gobernados por mujeres y de manera sorprendente no ocurre lo mismo en el considerado como más poderoso del mundo, se ha avanzado bastante. Aunque todavía en España no haya habido mujer presidenta de Gobierno ni siquiera candidata, si hay vicepresidentas, ministras, presidentas de autonomía, de Diputación o alcaldesas y lo mismo sucede en los órganos de dirección de los propios partidos donde tal vez sea Susana Sánchez la primera secretaria general de uno de los grandes, pero en donde sí ocupan las primeras líneas. Tal vez ha sido en la política donde más se ha visibilizado ese ascenso de la mujer que, sin embargo y por ello hay que luchar, no ha llegado todavía a las cúpulas de las grandes empresas ni a los cargos directivos en general, al menos en un número cercano a la paridad con los varones. La mujer sigue sufriendo discriminación salarial al cobrar menos por el mismo trabajo, tiene dificultades más acusadas en el medio rural y mantiene el hándicap de la maternidad por ser quien finalmente asume en mayor grado la atención de los pequeños, a costa de posibles promociones o incluso de parte de su jornada laboral. Los desequilibrios se irán corrigiendo con la concienciación de todos, la aplicación de políticas de igualdad y el paso del tiempo. Lo que parece más difícil es disminuir esa lacra que es la violencia machista.