El dichoso bipartidismo o el bipartidismo dichoso

07/05/2015 - 23:00 Vicnuel Sánchez

Desde hace muchos años, vengo oyendo todo tipo de alabanzas al bipartidismo. Tanto los analistas políticos como la gente de a pie solían poner como ejemplos, entre otros, el de Estados Unidos (Demócratas y Republicanos) o el del Reino Unido (Laboristas y Conservadores); como contraejemplo, solían referirse al guirigay político italiano. Sin embargo, desde hará tres o cuatro años, se dice todo lo contrario: a su antes bipartidismo dichoso lo acusan, ahora, de ser la causa de casi todos los males políticos actuales, pasando a considerarlo como “el dichoso bipartidismo”. Yo no entiendo nada, pues, a mi modo de ver, los males no se deben al bipartidismo, si no al mal funcionamiento de nuestros partidos concretos, a lo que tal vez también hayamos contribuido los de a pie por venir, hasta hace poco, haciendo la pelota a los políticos, en vez de criticar sus malas actuaciones. Ahí están, por ejemplo, las imágenes de muchos catalanes aplaudiendo enérgicamente a Pujol cuando decía que no estaba haciendo lo que después ha admitido que hizo. Y vemos como, lejos de reflexionar sobre esta lección, también ahora vemos a muchos catalanes aplaudiendo a Más o a Junqueras. Sería conveniente que nos guiásemos más por la cabeza que por el corazón para no tener que lamentarnos a posteriori. También recordaremos cómo hemos venido siguiendo ciegamente a los políticos; bastaba que nos dijesen un par de frases hechas para no criticarles, como, por ejemplo, esa de “el sistema que nos hemos dado”, o con referencia a las autonomías, “lo de las enormes ventajas de que los administradores estén próximos a los administrados”; y yo me pregunto: ¿seguro? ¿para quienes son esas ventajas?. Tampoco entiendo a muchos analistas políticos que señalan ahora a las mayorías absolutas como causa de los males, cuando han venido criticando, sobre todo al PP, por templar gaitas con los nacionalistas o por no hacer uso de su mayoría absoluta a la hora de tomar ciertas decisiones. No parece lógico acusar a los del PP de déspotas al mismo tiempo que se les tilda de acomplejados. Posiblemente los males no hayan venido por las mayorías absolutas, sino por no haberlas usado bien; tampoco parece que hayan venido por el bipartidismo, pues, además del ejemplo de Italia citado al principio, también podemos pensar en otras experiencias más cercanas no muy ejemplares: el tripartito catalán de Montilla, el pentapartito de Antich en Baleares, el gobierno “ERES” (PSOE e IU) con PP en la oposición, etc. En determinados aspectos se podría decir que ciertos males no se han producido por el bipartidismo, sino por lo contrario: haber tenido demasiado en cuenta a partidos nacionalistas o comunistas. A mi modo de ver, dado que nos jugamos mucho, convendría que mantengamos la cabeza en su sitio, que evitemos los bandazos, que, dada la variada oferta, no dejemos de votar en las próximas elecciones y que los cabreos que tengamos contra los dirigentes del PP o del PSOE, no nos lleven a hacérselo pagar, sería injusto, a muchos buenos candidatos de estos partidos a las municipales o autonómicas, algunos de los cuales, además, han venido mostrando su disconformidad con ciertas decisiones de su partido; seguro que enseguida se nos viene a la mente más de un nombre concreto. Yo estoy pensando en uno (el de una).