El exigente Tennessee

29/01/2017 - 19:39 J. PASTRANA

Una gata en un tejado de zinc caliente

    Versión y dirección: Amelia Ochandiano.
    Reparto: Juan Diego, Eloy Azorín, Maggie Civantos, Ana Marzoa, Marta Molina y José Luis Patiño..
    Texto: Tennessee Williams.
    Auditorio Buero Vallejo.

 

Hay que tener valor para llevar a escena una obra de teatro que dura más de dos horas. Y hay que saber hacerlo bien para que no se haga pesada. Las normas del teatro moderno y económicamente rentable suelen recomendar montajes de hora y media y cuatro actores como mucho. Sin embargo, esta gata se atreve a ofrecer un elenco de seis actores y más de 140 minutos. Bien por ellos. Con sus altibajos, es una propuesta que se defiende sola y que mantiene el espíritu del teatro como inteligente espectáculo de masas más que como refugio de intelectuales.
Ahora bien, no todo es perfecto. El texto de Tennessee Williams es duro, ambicioso y exigente, muy exigente. Cuesta verlo cuando son grandes actores como Juan Diego los que se encarga de defenderlo. Su larga escena con Eloy Azorín deja incluso ganas de más, aunque falte intensidad en los momentos físicos o la voz de Juan Diego no sea la de antes, el veteranos actor sabe manejar sus emociones para subir al espectador a una montaña rusa en la que la bajada más impactante siempre está por llegar.
No ocurre lo mismo, por desgracia, con la primera escena, en la que es a Maggie Civantos a quien le corresponde cargar con el peso dramático de la acción. No es que la televisiva actriz no dé la talla para el escenario, es que es mucho lo que piden Williams y Amelia Ochandiano, encargada de adaptar y dirigir este montaje. El histrionismo unidimensional de su personaje y ese exceso de minutos en ropa interior terminan convirtiendo su discurso en un mensaje reiterativo que bien podría haber durado la mitad de tiempo. Y hablando de discurso, cuesta creer que un texto tan crudo como este fuera escrito en los años 50 del siglo pasado. Qué poco hemos avanzado, como creadores y como sociedad, para que cada una de sus palabras siga teniendo una hiriente actualidad.

 

PARA GUARDAR
El texto de Tennessee Williams. Juan Diego y las acertadísimas Ana Marzoa, por su humanidad, y Marta Molina, hiriente en cada palabra. El valor demostrado para seguir haciendo montajes así de ambiciosos.

 

PARA OLVIDAR
La excesivamente larga primera escena entre Eloy Azorin y una Maggie Civantos a la que aún le falta un poco de rodaje.