El laborismo se desploma al 23% y ve a los 'tories' a 24 puntos en su peor saldo en la historia demoscópica
01/10/2010 - 09:45
Por: EUROPA PRESS
El Partido Laborista británico obtendría hoy un raquítico apoyo del 23 por ciento de celebrarse unos comicios generales, 24 puntos por debajo del 47 por ciento que recabarían los conservadores, según una encuesta publicada por el diario 'Daily Telegraph' que revela el peor saldo demoscópico para la formación desde que en 1943 comenzaran los sondeos electorales en Reino Unido.
Además, siguiendo la tendencia de los últimos estudios, la popularidad del primer ministro, Gordon Brown, aparece seriamente dañada a los tan sólo once meses de su llegada al poder, con un nivel de aceptación similar al de las peores épocas de John Major, el último 'tory' que residió en Downing Street tras suceder a Margaret Tatcher y que fue desalojado de la residencia oficial en las legislativas de 1997 en las que Tony Blair otorgó al laborismo la primera de las tres victorias consecutivas logradas hasta ahora.
Sin embargo, esta primera encuesta publicada tras el descalabro en los comicios parciales de la semana pasada, en los que los laboristas perdieron por primera vez en la historia el escaño de Crewe y Nantwich, les pone muy difícil el mantenimiento del poder en las generales, previstas en principio para 2010 y en las que, a la vista de los datos, los conservadores recabarían una amplia mayoría en un Parlamento en el que los laboristas verían a los liberal demócratas, con un 18 por ciento del apoyo, a tan sólo cinco puntos de distancia.
Además, el partido continúa su escalada descendente y cae tres puntos respecto al mes anterior, los mismos que suben los 'tories', a pesar de decisiones de urgencia promovidas por el Gobierno para recuperar la confianza de los ciudadanos, como las compensaciones por la supresión del 10 por ciento del tramo mínimo del impuesto sobre la renta, que beneficiarían a unos 22 millones de ciudadanos en este primer año de entrada en vigor.
CAÍDA HISTÓRICA
De esta forma, el resultado del 23 por ciento representa el nivel más bajo de apoyo para los laboristas desde que los encuestadores de la empresa Gallup preguntaron por primera vez a los británicos sus intenciones de voto en 1943, pocos meses antes del fin de la batalla de El Alamein que las fuerzas del país libraron en Egipto contra el ejército nazi y que supuso el punto de inflexión de la II Guerra Mundial en el norte de África.
Así, incluso bajo el liderazgo de Michael Foot entre 1980 y 1983, cuando el partido sufrió su peor derrota desde la guerra, los sondeos no habían sido tan negativos, ya que nunca habían bajado del 23,5 por ciento. Por ello, de traducirse en unas legislativas, el actual líder de la oposición, David Cameron, se haría con una victoria arrolladora, especialmente ante el 39 por ciento que considera actualmente que sería el mejor primer ministro, un 7 por ciento más que el mes anterior. Brown, por su parte, sólo es nombrado por el 17 por ciento, dos puntos por debajo del ya pobre porcentaje de abril.
Además, tres cuartos de los ciudadanos están descontentos con la gestión del Gobierno y tan sólo 15 de cada cien ve con satisfacción la de Brown, que experimenta un desplome en la percepción de la competencia económica de su gabinete, en la que sólo cree el 22 por ciento, frente al 49 por ciento de confianza que generaba en 2005. Mientras, los conservadores vuelven a protagonizar un importante impulso en esta variable, en la que se hacen con el 39 por ciento, doce puntos más.
No obstante, los resultados se vuelven aún más demoledores para un Brown cuestionado abiertamente en su partido e inmerso en una crisis en la que se debate la conveniencia de su continuidad, ya que un tercio de los consultados se mostró convencido de que los laboristas tendrían más posibilidades en las generales con un cambio en el cabeza de cartel. Un balance que en el caso de sus propios votantes se eleva a cuatro de cada diez.
Sin embargo, esta primera encuesta publicada tras el descalabro en los comicios parciales de la semana pasada, en los que los laboristas perdieron por primera vez en la historia el escaño de Crewe y Nantwich, les pone muy difícil el mantenimiento del poder en las generales, previstas en principio para 2010 y en las que, a la vista de los datos, los conservadores recabarían una amplia mayoría en un Parlamento en el que los laboristas verían a los liberal demócratas, con un 18 por ciento del apoyo, a tan sólo cinco puntos de distancia.
Además, el partido continúa su escalada descendente y cae tres puntos respecto al mes anterior, los mismos que suben los 'tories', a pesar de decisiones de urgencia promovidas por el Gobierno para recuperar la confianza de los ciudadanos, como las compensaciones por la supresión del 10 por ciento del tramo mínimo del impuesto sobre la renta, que beneficiarían a unos 22 millones de ciudadanos en este primer año de entrada en vigor.
CAÍDA HISTÓRICA
De esta forma, el resultado del 23 por ciento representa el nivel más bajo de apoyo para los laboristas desde que los encuestadores de la empresa Gallup preguntaron por primera vez a los británicos sus intenciones de voto en 1943, pocos meses antes del fin de la batalla de El Alamein que las fuerzas del país libraron en Egipto contra el ejército nazi y que supuso el punto de inflexión de la II Guerra Mundial en el norte de África.
Así, incluso bajo el liderazgo de Michael Foot entre 1980 y 1983, cuando el partido sufrió su peor derrota desde la guerra, los sondeos no habían sido tan negativos, ya que nunca habían bajado del 23,5 por ciento. Por ello, de traducirse en unas legislativas, el actual líder de la oposición, David Cameron, se haría con una victoria arrolladora, especialmente ante el 39 por ciento que considera actualmente que sería el mejor primer ministro, un 7 por ciento más que el mes anterior. Brown, por su parte, sólo es nombrado por el 17 por ciento, dos puntos por debajo del ya pobre porcentaje de abril.
Además, tres cuartos de los ciudadanos están descontentos con la gestión del Gobierno y tan sólo 15 de cada cien ve con satisfacción la de Brown, que experimenta un desplome en la percepción de la competencia económica de su gabinete, en la que sólo cree el 22 por ciento, frente al 49 por ciento de confianza que generaba en 2005. Mientras, los conservadores vuelven a protagonizar un importante impulso en esta variable, en la que se hacen con el 39 por ciento, doce puntos más.
No obstante, los resultados se vuelven aún más demoledores para un Brown cuestionado abiertamente en su partido e inmerso en una crisis en la que se debate la conveniencia de su continuidad, ya que un tercio de los consultados se mostró convencido de que los laboristas tendrían más posibilidades en las generales con un cambio en el cabeza de cartel. Un balance que en el caso de sus propios votantes se eleva a cuatro de cada diez.