El mejor cine negro español

13/02/2017 - 13:40 J. PASTRANA

Crítica de Tarde para la ira, un impecable ejemplo de dirección que sirve para alimentar el brillante currículum del cine negro español.

TARDE PARA LA IRA

    Director: Raul Arévalo.
    Reparto: Antonio de la Torre, Luis Callejo, Manolo Solo, Ruth Díaz, Raúl Jiménez.
    País: España (2016)

No deja de ser curioso que la película ganadora de los Goya tenga mucha más forma que fondo. El exitoso estreno tras las cámaras de Raul Arévalo es simple y llanamente una historia de venganza, aunque si bien es cierto que en la trama no hay sorpresa alguna, la puesta en escena resulta tan impecable que convierte al largometraje en cine con mayúsculas.

Arévalo ha apostado por una dirección dura y seca, con pocas concesiones, pero que brilla sobre todo en la dirección de los actores. Es Antonio de la Torre, con su interpretación, el que logra transmitir la auténtica profundidad que esconde este hombre de pocas palabras, condenado a ejecutar su propia venganza.

Tarde para la ira arranca con un atraco más o menos frustrado para dar un salto en el tiempo. Allí, en un bar de barrio, los dueños del local esperan la puesta en libertad del único atracador que fue capturado por la Policía. Bueno, los dueños del local y un hombre misterioso, taciturno, que ha conseguido ganarse la confianza de todo el mundo.

El estreno cinematográfico de Arévalo no se aleja demasiado de aquella Isla mínima misteriosa que también arrasó en sus Goya. Ambas consiguen conquistar al espectador por su capacidad para sugerir, aunque la película de Arévalo no deja cabo suelto alguno. Y por otro lado su crudeza recuerda irremediablemente a Magical Girl. Es como si el cine español tuviera predilección por su propio cine negro, un género en el que tampoco se prodiga demasiado, pero en el que siempre deja notables muestras de efectividad, y aquí también podemos citar No habrá paz para los malvados.

La propuesta de Arévalo supone, sobre todo, una apuesta por una forma de hacer cine en la que el mensaje no es lo primero, por fin. El auténtico objetivo  es golpear y estremecer al espectador con una historia que no necesariamente tiene que ser ‘intelectual’, profunda o reivindicativa, pero que sí está bien planificada y ejecutada. Es un paso más hacia la creación de un cine de género con señas de identidad propias, con un pie puesto también en el medio rural de un país, España, que es mucho más que sus ciudades, que es pueblo y es barrio, dos elementos que Arévalo ha sabido retratar y usar para crear una pequeña obra maestra.

Al cine español le gusta hablar del mundo, reivindicar injusticias y oírse reflexionar sobre la vida, pero son películas como éstas las que realmente le hacen grande.

 

PARA GUARDAR
Las interpretaciones  de todo el reparto de la película. El tono que da Arévalo a la historia, su frialdad, tensión y crudeza. 

PARA OLVIDAR
Que la necesidad de buscar arte en ella impida apreciarla como la brillante pieza de género que realmente es.