El ocaso de los 'dioses'

10/11/2011 - 00:00 Luis Orgaz

 

  Rajoy y Rubalcaba, es decir PPSOE, han dejado claro que tienen fecha de caducidad y que no es posible mantener durante muchos años más un modelo político tan poco creíble y rancio como el que han mostrado ante los españoles el, para ellos, fatídico 7 de noviembre de 2011. No se trata solamente de que nos encontremos ante dos “líderes” sin gracia, grises, con pocos reflejos y escasos de imaginación. No se trata de que nos encontramos ante un Rajoy tan inseguro que recurre constantemente al papel que tiene delante y que, cuando le hacen una incómoda pregunta relacionada con las bodas entre homosexuales, responde leyendo como un papagayo puntos del programa electoral que nada tienen que ver con lo anterior. No se trata del nerviosismo y confusión en el que incurre Rubalcaba cuando le mencionan a “la bicha”, es decir, a la economía y el desempleo….

 

  No, no se trata de eso. Ni tampoco se trata de que ambos siguen creyendo que un debate electoral es una interpelación parlamentaria, lejos de imaginar que lo que el ciudadano pide es ilusión, nervio, vigor, convencimiento, debate, garra y sobre todo…..ideas y reformas. No, no se trata solamente de lo anterior. Se trata de que hay proyectos políticos que se agotan: Proyectos que terminan quedando tan limitados por las personas que les dirigen que acaban sin ideas y sin perspectivas de progreso; proyectos que terminan fagocitando a las personas que les crearon y a los que intentan mantener su pureza original, y acaban siendo dirigidos por parásitos que pierden de vista los objetivos iniciales y crean los suyos propios. Proyectos que solamente conservan de su origen el nombre, el cual explotan y venden gracias a una publicidad que manejan como nadie.

 

  Este es el diagnóstico de una sociedad enferma. Una enfermedad reconocida por los ciudadanos y que ellos mencionan continuamente en sus conversaciones con frases como “no me fio de los políticos” ó “todos los políticos son iguales” ó “la política solo sirve para que unos pocos puedan hacerse ricos a costa de los demás…”. Una enfermedad que en España se ha hecho crónica y crea sarpullidos como el Movimiento del 15M. Pero no está todo perdido y pudiera haber llegado el 20 de noviembre de 2011 el momento de inflexión. Hay demasiado hartazgo y esto puede desencadenar un cambio necesario y el final de una peligrosa inercia. Pero ello depende de los ciudadanos y de las decisiones que tomen.

 

  Depende de que los ciudadanos no se den por vencidos y otorguen credibilidad y confianza a otros que pueden aportar un cambio necesario. La identificación de estos “otros” pasa por interesarse y entender lo que ofrecen y, para identificarlos, tienen que tener en cuenta varios indicadores:

 

·Indiferencia hacia las ideologías y máximo interés por las ideas. · Reformas atrevidas del Estado para modernizarlo en su organización y gestión. Reformas para mejorar la democracia desde la transparencia, para acabar con los privilegios auto-otorgados por los políticos gobernantes.

 

· Medidas tajantes para el estímulo de la Economía , la austeridad y el ahorro, pero sin restar un ápice a los tres pilares básicos del Estado del Bienestar: Sanidad, Educación y Servicios Sociales.

· Igualdad entre todos los españoles, eliminando el ventajismo de los partidos nacionalistas y lo que esto conlleva. · Un nuevo modelo de relaciones laborales que proteja al trabajador y estimule la contratación y el empleo. Parece fácil y realmente lo es. Los que militamos en UPyD lo vemos muy claro al estar inmersos en un proyecto políticamente incorrecto con el modelo actual porque parte de la pureza de los principios y no de la perversión de los intereses.

 

  Lo único necesario es pararse a reflexionar, hacer unas comparaciones y tomar una decisión responsable y certera. Porque un voto es algo demasiado valioso para regalarlo al primero que nos bombardea con su publicidad y sus anuncios. Un voto es algo que se presta por cuatro años y que esperamos nos proporcione un alto interés al final de ese período. No menospreciemos nuestro voto…cada voto vale un mundo..

 

  En este sentido, la Asociación Miguel Hernández quiere destacar que el Ayuntamiento de Guadalajara tampoco colaboró en dicha jornada, rectificando lo publicado por este diario el pasado domingo, día 6 de noviembre, cuando aseguraba que el Ayuntamiento capitalino sí aportó su ayuda al desarrollo de la misma.