El partido de Sarkozy reabre el polémico debate sobre la jornada laboral de 35 horas
01/10/2010 - 09:45
Por: EUROPA PRESS
El secretario general de la Unión por un Movimiento Popular (UMP), Patrick Devedjian, partido que apoya al presidente francés, Nicolas Sarkozy, ha revolucionado el panorama político al proponer "desmantelar" el emblemático dispositivo socialista de Lionel Jospin que fija la jornada laboral francesa en 35 horas semanales.
Devedjian fue inmediatamente desautorizado por el ministro de Trabajo, Xavier Bertrand, y por el propio Sarkozy, que defienden el mantenimiento "legal" de las 35 horas a pesar de que lo considearn una "cortapisa" para el empleo y el crecimiento.
El presidente ha llegado a admitir que le gustaría que el año 2008 supusiera el fin de las 35 horas, hizo del lema 'trabajar más para ganar más' uno de los ejes de su campaña presidencial y no desaprovecha la ocasión para recordar a los franceses que el problema del país es que "no se trabaja lo suficiente".
Pero tanto en el Elíseo como en la sede del Gobierno, la salida de las 35 horas debe de hacerse de manera suave, a través de negociaciones empresariales y acuerdos sectoriales que fijen el contingente anual de horas extraordinarias remuneradas.
"Hace diez años, la izquierda votó las 35 horas impuestas a todo y para todos de la misma manera, creando una cortapisa de la que hoy el mundo del trabajo quiere salir", replicó hoy el ministro Bertrand en la Asamblea nacional.
"No queremos conservar esa cortapisa, que se impone a todo el mundo de la misma manera, pero nos hace falta una duración legal de 35 horas porque es eso lo que desencadena el pago de las horas extras", agregó.
"No se tocará la duración legal del trabajo, dado que es el punto de partida del cálculo de las horas extraordinarias", explica en la misma línea el consejero social del Elíseo, Raymond Soubie, citado por 'Le Monde'.
'CASUS BELLI'
En su discurso de política social pronunciado en el Senado en septiembre de 2007, Sarkozy anunció su intención de dar más espacio a la negociación empresarial y sectorial a la hora de fijar la duración colectiva del tiempo de trabajo, pero de momento ni sindicatos ni patronal parecen querer abrir el tema de las 35 horas, un auténtico 'casus belli' especialmente para la Confederación Francesa Democrática del Trabajo (CFDT).
"Me parece terrible que la UMP necesite cuestionar sistemáticamente las 35 horas y la duración legal del tiempo de trabajo", lamentó el secretario nacional de CFDT, Marcel Grignard, para quien la mayoría parlamentaria que apoya al presidente tiene una visión "dogmática" de la cuestión "pese a que el 40% de los trabajadores jamás han tenido acceso a las 35 horas".
La patronal francesa (Medef) no pide abrir el debate sobre la jornada laboral, pero si el Gobierno lo hace participará en el mismo, según adelanta Patrick Bernasconi, responsable de la negociación en Medef.
"Puedo entender --dice-- que algunos quieran ir más allá y beneficiarse del futuro proyecto de ley, pero las 35 horas no formaban parte de nuestra negociación". Mientras, la socialista Ségolène Royal recuerda que las 35 horas son un "logro importante" y pide a la derecha dejar de usarlas como "chivo expiatorio".
Ahora no está claro qué harán los parlamentarios de la UMP respecto al desmantelamiento de las 35 horas. El presidente de la Asamblea nacional, Jean-François Copé, ha defendido que "no se puede criticar eternamente las 35 horas sin querer mover las cosas en el fondo". A su modo de ver, muchos diputados quieren que cada empresa negocie la duración del tiempo de trabajo y no sólo el contingente de horas extras.
El presidente ha llegado a admitir que le gustaría que el año 2008 supusiera el fin de las 35 horas, hizo del lema 'trabajar más para ganar más' uno de los ejes de su campaña presidencial y no desaprovecha la ocasión para recordar a los franceses que el problema del país es que "no se trabaja lo suficiente".
Pero tanto en el Elíseo como en la sede del Gobierno, la salida de las 35 horas debe de hacerse de manera suave, a través de negociaciones empresariales y acuerdos sectoriales que fijen el contingente anual de horas extraordinarias remuneradas.
"Hace diez años, la izquierda votó las 35 horas impuestas a todo y para todos de la misma manera, creando una cortapisa de la que hoy el mundo del trabajo quiere salir", replicó hoy el ministro Bertrand en la Asamblea nacional.
"No queremos conservar esa cortapisa, que se impone a todo el mundo de la misma manera, pero nos hace falta una duración legal de 35 horas porque es eso lo que desencadena el pago de las horas extras", agregó.
"No se tocará la duración legal del trabajo, dado que es el punto de partida del cálculo de las horas extraordinarias", explica en la misma línea el consejero social del Elíseo, Raymond Soubie, citado por 'Le Monde'.
'CASUS BELLI'
En su discurso de política social pronunciado en el Senado en septiembre de 2007, Sarkozy anunció su intención de dar más espacio a la negociación empresarial y sectorial a la hora de fijar la duración colectiva del tiempo de trabajo, pero de momento ni sindicatos ni patronal parecen querer abrir el tema de las 35 horas, un auténtico 'casus belli' especialmente para la Confederación Francesa Democrática del Trabajo (CFDT).
"Me parece terrible que la UMP necesite cuestionar sistemáticamente las 35 horas y la duración legal del tiempo de trabajo", lamentó el secretario nacional de CFDT, Marcel Grignard, para quien la mayoría parlamentaria que apoya al presidente tiene una visión "dogmática" de la cuestión "pese a que el 40% de los trabajadores jamás han tenido acceso a las 35 horas".
La patronal francesa (Medef) no pide abrir el debate sobre la jornada laboral, pero si el Gobierno lo hace participará en el mismo, según adelanta Patrick Bernasconi, responsable de la negociación en Medef.
"Puedo entender --dice-- que algunos quieran ir más allá y beneficiarse del futuro proyecto de ley, pero las 35 horas no formaban parte de nuestra negociación". Mientras, la socialista Ségolène Royal recuerda que las 35 horas son un "logro importante" y pide a la derecha dejar de usarlas como "chivo expiatorio".
Ahora no está claro qué harán los parlamentarios de la UMP respecto al desmantelamiento de las 35 horas. El presidente de la Asamblea nacional, Jean-François Copé, ha defendido que "no se puede criticar eternamente las 35 horas sin querer mover las cosas en el fondo". A su modo de ver, muchos diputados quieren que cada empresa negocie la duración del tiempo de trabajo y no sólo el contingente de horas extras.