El Registro Civil

28/02/2014 - 23:00 Pedro Villaverde

Hace aproximadamente medio siglo que este periódico publica en sus páginas el nombre de las personas que han nacido, fallecido o contraído matrimonio en la provincia. La sección de Vida Social o Vida Local fue posible durante casi todo este tiempo gracias a Avelino Antón. En la actualidad, cada semana acudimos hasta las oficinas del registro civil, ubicadas en los juzgados de Beladiez, para extraer de los tomos los datos que necesitamos para configurar los respectivos listados. Vaya, en primer lugar, nuestro agradecimiento a quienes nos autorizaron y permiten la consulta de estos documentos. En segundo término, nuestro reconocimiento al excelente trabajo que lleva a cabo en estas oficinas el equipo de funcionarias que atiende a los ciudadanos y tramita un sinfín de expedientes. Hacen una buena labor, que desmiente, por lo menos en este servicio, ese comentario de que los funcionarios no trabajan. Aquí, y damos fe, no paran de atender las citas de cada día y de ordenar expedientes. Sin embargo, y la culpa no es suya, el volumen de personas y de trámites a resolver no se adecua ni al espacio físico, ni a los horarios establecidos, ni a los medios habilitados. Grandes filas de personas se amontonan a la puerta de la oficina donde se ha concentrado, incomprensible y equivocadamente, todo el servicio.
Esperan demasiado tiempo y con frecuencia pierden los nervios, protagonizando, día sí, día también, conversaciones de tono elevado con las funcionarias. Evidentemente, los responsables de la organización ni están ni se les espera, como dijera don Sabino. Las funcionarias no pueden hacer más y los ciudadanos tienen todo el derecho a recibir un trato amable y eficiente que resuelva el problema que les ha llevado hasta allí. Estos servicios no se pueden prestar en tan pocos metros cuadrados, por media docena de personas y de 09:00 a 13:00 horas, aproximadamente. Tampoco es del agrado de nadie el control de acceso al edificio donde se espera también un buen rato para pasar por el detector de metales y en donde muchos, también lo oímos cada semana, dicen sentirse tratados como delincuentes.