El torero Iván Fandiño

24/06/2017 - 14:30 Pedro Villaverde Embid

Es cierto que al suceder en la plaza se inmortaliza al personaje que pasa a ser icono, héroe, leyenda o mito.

 

En estos días difíciles en los que cuando no es un atentado es el incendio de un edificio en Londres o un fuego forestal devastador en Portugal, nos ha causado, especialmente por su cercanía con nosotros,  gran conmoción y pesar la muerte de un torero que encontró su segunda o primera casa, depende de cómo se mire, en la provincia de Guadalajara, y no solo en Tórtola de Henares o Fuentelencina, sino, por ejemplo, en la capital, donde éramos bastantes los que le teníamos gran aprecio, además de admiración por su arte y la valentía que tiene todo aquel o aquella que se pone delante de un toro. Hoy estamos enfadados con el destino, con la fatalidad, por la desaparición física de una persona joven, padre de una niña de corta edad, marido, hijo, amigo y compañero, un hombre de muchos valores, entre ellos la honestidad con sus principios, el trabajo derribando obstáculos, la seriedad, el afán de superación, la vocación por su profesión o la solidaridad, pues se implicó en acciones de carácter benéfico. Por supuesto que entendemos que el fatal desenlace forma parte de la grandeza de la tauromaquia,  la muerte en el ruedo es un riesgo aceptado por el matador cada tarde  y hasta dicen que en el fondo un final por muchos deseado. Lo ignoramos pues pensamos que nadie queremos morir, pero es cierto que al suceder en la plaza se inmortaliza al personaje que pasa a ser icono, héroe, leyenda o mito como Manolete, Joselito, Paquirri, Joselito, Víctor Barrio, El Yiyo o Víctor Barrio. Su recuerdo es ya historia gloriosa. 

   Del maestro no olvidaremos jamás la buena relación que mantuvo con Nueva Alcarria, periódico al que concedió varias entrevistas y atendió con gran cordialidad. Tuvimos la ocasión de brindarle nuestro particular homenaje, la concesión de un premio Popular, este mismo año 2017. Se lo entregó el subdelegado de Gobierno y en sus palabras de agradecimiento mostró su cariño hacia esta cabecera por haber seguido y apoyado siempre su carrera, desde sus inicios, recordó. Hoy escribimos con dolor la página final de su historia que deseábamos mucho más larga.  En cuanto a su trayectoria, la repasa este viernes su amigo de toda la vida y especialista taurino, Sergio Lafuente en unas páginas especiales. Logró Fandiño triunfar en este mundo, en Madrid, en Bilbao y, por supuesto, en Guadalajara, entre otras muchas plazas. Un placer, un honor, sin duda, haber conocido en persona a este grande de la espada. Gracias maestro y DEP.