Euforias insensatas

19/10/2010 - 00:00 Antonio Pérez Henares

La euforia de Zapatero el fin de semana ha dejado perplejos a casi todos. Quizás, y a los primeros, a los de su propio partido, y entres ellos, más que perplejos con un enfado creciente, a los militantes del PSE que se ven postergados y entregados al PNV como victima propiciatoria. Alardea el presidente y saca pecho de haberse doblegado, delira sobre inmediatos éxitos económicos cuando los datos invernales y gélidos están todavía por llegar y preso de su alucinación, que confunde deseos y necesidades personales con bien general, augura victorias donde hasta los más acérrimos sueñan con que no sea excesiva la derrota. Una vez más, y llevamos no se cuantas, a Zapatero le da el subidón y empieza a proclamar que ya está todo arreglado. Unas palabritas de Otegi (¿pactadas?. Cada vez hay más gente con la mosca tras la oreja que ve de nuevo a ETA, vestidos de corderos batasunos, en los ayuntamientos e instituciones) y el trato cerrado con Urkullu y empieza ZP a creerse él, y pretender que nos creamos nosotros, el cuento de la lechera, de los brotes verdes y de el final negociado con la banda terrorista. Por esas vamos. Pero A) No hay leche, lo que hay es un brutal paro B) Los famosos brotes verdes, que ellos empezaron a vender en abril del año pasado no dieron ni para hacer una mínima ensalada y C) si se le ocurre volver a las andadas con los terroristas ahora si que la culpa será ya en la totalidad suya. Ha comprado, a un alto precio, que paga España, los siete votos nacionalistas vascos que le aprueban un presupuesto cada vez más increíble e irrealizable. Luego para rematar el mercachifleo ha añadido al cambalache al nacionalismo canario y hasta han cambiado la denominación de las aguas insulares, en otra cesión que arranca otro bocadito al Estado. Supongo que supone que con ello se salva. Pero no. Cada una de estas operaciones no hacen sino ahondar su descrecido, cavar aún más su foso, poner en peor situación a su partido. El bien de Zapatero, cada vez aparece más diáfano es el mal del PSOE, que bueno, eso que les importe a quienes lo sean, pero es que es también el mal de España. P.D. El pánico es ya generalizado, se imposte la sonrisa que se quiera hacia la galería, en los feudos y municipios del poder socialista. Pueden perder allá donde jamás perdieron, allá donde siempre en democracia han ganado y mandado. Imprimir.