Exclusión financiera para mayores y pueblos
En la práctica se trata de un abandono a las personas, un desprecio, una vulneración del derecho a la igualdad en la recepción de los servicios públicos de los ciudadanos residan donde residan, un agravamiento del problema de la despoblación.
En una sociedad avanzada, moderna, sensible y solidaria que hace bandera de la inclusión e integración en todos los sentidos no es admisible el fenómeno de la exclusión financiera que se traduce en la falta de un trato cercano y humano, en particular a personas mayores y colectivos vulnerables a los que se hace difícil, incluso insalvable según sus circunstancias la realización de las gestiones más básicas como sacar dinero o hacer un pago. No todo el mundo puede acceder a una aplicación a través de un móvil o un ordenador, no toda la gente tiene a alguien que le pueda acompañar o realizarle el trámite, por desgracia algunos no están en condiciones de hacerlo, pero lo que si tiene cualquier ciudadano es el derecho a la atención, asesoramiento y resolución de sus problemas por la entidad en la que tiene depositada su confianza y por la administración. La situación se agrava más en los núcleos rurales que ven cerrar sus oficinas bancarias y donde los vecinos pierden el contacto humano y hasta el acceso al dinero físico. En la práctica se trata de un abandono a las personas, un desprecio, una vulneración del derecho a la igualdad en la recepción de los servicios públicos de los ciudadanos residan donde residan, un agravamiento del problema de la despoblación en la que la falta de recursos es una de las causas estructurales. Se trata de una revolución tecnológica, una modernización que facilitará y agilizará la solución de trámites a mucha gente acostumbrada ya al uso de los dispositivos actuales, un modelo de futuro más eficiente probablemente, pero que requiere de una transición, de tiempo, de respeto hacia las generaciones que se han ganado el derecho a no dar este salto o no pueden permitirse hacerlo. Gobierno regional, Diputación, grupos de desarrollo están trabajando en instalar cajeros automáticos en los pueblos, Correos también está ampliando sus servicios para permitir gestiones a través de los carteros. Todo ello demuestra capacidad de respuesta y adaptación pero como sociedad debemos exigir que no se pierda la humanidad y que los mayores reciban el trato que merecen y que no es esto.