Felipe VI quiere ganarse la confianza del pueblo

19/06/2014 - 23:00 Redacción

Una gestión íntegra, honesta, transparente y cercana al ciudadano para ganarse su afecto, respeto y confianza. Es el camino y el reto de “una monarquía renovada para un tiempo nuevo”, en palabras, de Felipe VI, que este jueves inició el reinado de un rey constitucional con su primer discurso como jefe del Estado en una sesión conjunta del Congreso y del Senado. Felipe VI apeló a una España unida en la diversidad y al entendimiento, definiendo a la Corona como símbolo de unidad. El rey no puede sustituir ni a las Cortes ni al Gobierno, que tienen el poder político y la responsabilidad de la gestión pública, pero si debe, desde las funciones de arbitrio y moderación que le atribuyen la Constitución, facilitar la creación del clima favorable para la vuelta al diálogo, algo que supo hacer muy bien su padre que si tuvo plenos poderes y renunció a ellos para impulsar una democracia constitucional. El rey es consciente de sus dos grandes objetivos. Trasladar a su persona la afección que el pueblo tiene a su padre para lograr la autoridad moral que le permita ejercer sus funciones, lo que hará desde la ejemplaridad y la cercanía, y buscar la reconstrucción de la sociedad, muy agrietada, abriendo puentes al restablecimiento de los consensos. El punto de partida no es fácil. Los liderazgos políticos están en crisis como lo demuestran los resultados de las últimas elecciones y se enfrenta a las reclamaciones soberanistas de algunas formaciones políticas que amenazan la integridad del territorio. Además se ha llegado a solicitar en el Congreso un referéndum sobre el modelo de Estado. Dos asignaturas pendientes pues, conseguir ser rey de todos e integrar y vertebrar los diferentes sentimientos y posicionamientos. “Cabemos todos” en esta España plural. “Unidad no es uniformidad”, dijo el nuevo Rey que con buen criterio fijó como prioridad del Estado la creación de empleo y la protección al que peor lo está pasando por la crisis. Le deseamos un periodo tan largo y lleno de aciertos en España y en el exterior, como el que deja don Juan Carlos.