Fiesta con fuerte arraigo social y cultural

22/08/2011 - 00:00 Julián López San Ginés

El consejero de Educación, Cultura y Deportes de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, Marcial Marín, anunció el pasado viernes que se ha iniciado el expediente para declarar la fiesta de los toros como Bien de Interés Cultural en Castilla-La Mancha. Frente a la decisión de la Generalitat de Cataluña de prohibir la fiesta nacional, desde el Gobierno regional se asegura que “la región no puede ser ajena al enorme arraigo popular de la fiesta, ya que el 89 por ciento de los castellano-manchegos está de acuerdo con su carácter cultural y el 48 por ciento se declara aficionado, lo que supone 16 puntos más que la media nacional”. En nuestra provincia esta afición es patente y, a buen seguro, que estos porcentajes aumentan claramente. Cada año que pasa, y pese a las constantes críticas de los colectivos antitaurinos, los toros tienen un mayor respaldo. Eso sí, en festejos bien organizados y respetando rigurosamente los procedimientos de seguridad y de respeto al animal que están legislados.


   Así, están desarrollándose encierros en Brihuega, Uceda, Sigüenza, Marchamalo, y, próximamente, en Azuqueca de Henares y Marchamalo, así como las correspondientes corridas de toros. Sin embargo, noticias como la que ha saltado a la luz recientemente sobre el famoso toro Ratón, que ha acabado con la vida de tres personas y que supone un aliciente para determinadas fiestas taurinas, no son un buen ejemplo de lo que debe ser la celebración, un culto a la res brava, un tratamiento de igual a igual entre hombre y toro. Todo lo demás constituye un maltrato salvaje o un orgullo injustificado que eclipsa los buenos momentos de nuestra fiesta que, por otro lado, genera anualmente en la región entre 250 y 300 millones de euros.


   Un evento muy importante a nivel social y por razones históricas. En la provincia tenemos la plaza de Toros de Pastrana, una de las más antiguas de España, al igual que la de Santa Cruz de Mudela (Ciudad Real), Almadén (Ciudad Real), o la de Madridejos (Toledo). Una actividad de gran arraigo de la que dependen un total de 121 ganaderías y que merece la pena conservar por ser una de las señas de identidad de la cultura Española que podemos exportar con orgullo al extranjero.


  




.

¡!