Fragilidad y cansancio

15/05/2017 - 12:28 Jesús Fernández

    En el fondo, el único peligro o riesgo existente para la democracia es el individualismo.

La democracia puede aparecer más débil que los sistemas totalitarios o dictatoriales. La fuerza de las dictaduras y la fragilidad de la democracia. La razón usada como argumento y alternativa suele ser ésta: perder en libertad para ganar en seguridad o efectividad de la vida común, pagando dicho precio en términos de libertad. Sin embargo, la democracia no es frágil en sí misma, por sí misma sino porque la abandonamos o abusamos de ella. Por otra parte, los que identifican o equiparan democracia y desarrollo tienen que  buscar otros argumentos para explicar que ella no termina con la pobreza en el mundo. Decía Tocqueville en su obra El antiguo Estado y la Revolución que “ciertos pueblos saturados de bienestar se cansan de su libertad; se la dejan arrebatar de las manos sin resistencia por el temor de tener que hacer un esfuerzo poniendo en peligro la vida cómoda que se tiene con ella”.
    La vida en democracia  no es fácil ni cómoda. Si no se defiende, nos pueden arrebatar ambas cosas, libertad y comodidad pero, como decimos, resulta duro protegerla pues tememos perderla. El tiempo que dedicamos a defenderla podríamos emplearlo en disfrutarla. Pero mientras nosotros dormimos tranquilos, confiando en ella, otros planean arrebatarla. Muchos jóvenes no se dan cuenta del riesgo que el progreso supone para la libertad. No entienden que la democracia necesita unas condiciones políticas y morales para crecer y desarrollarse. Una de esas condiciones es la ley y el poder del Estado. Sin el cumplimiento de las leyes y sin la renuncia y sacrificio personal no hay democracia. Otra condición es el comportamiento trasparente y  honesto de los dirigentes y de todos los ciudadanos.
    En el fondo, el único peligro o riesgo existente para la democracia es el individualismo. Creer ilimitadamente en  la libertad no significa creer en una libertad ilimitada. A estas alturas de la historia, nos preguntamos ¿cómo es posible que no vayan unidas democracia y prosperidad? Estamos descuidando o prestando poca atención a las dificultades y riesgos de la democracia. Tenemos una democracia disminuida. Mucha demagogia, democracia te quiero, libertad te amo y de defiendo y luego nada  entre manos o entre platos. Muchos creen que todo esto es una estafa. Mi generación se siente estafada por la política de partidos. En la subasta de opiniones  en que se ha convertido el mercado de ideas y de educación, los jóvenes deberían pensar que lo sucedido con ellos es un auténtico robo. Cuando uno te quita tu opinión y quiere organizar tu libertad es que quiere atraerte o venderte la suya, quiere apropiarse de tu capacidad de pensar. Pensad lo que queráis pero pensad lo que yo pienso, parecen decirnos con gran ironía.