Gancheros en Huertapelayo

28/01/2018 - 11:57 Pedro Villaverde Martínez

Son pocos o casi nadie los que saben que Huertapelayo fue lugar de diversión de aquellos gancheros que guiaban las maderadas por esas a veces bravas y otras mansas aguas del río más largo de nuestra geografía.

Aprovechando que el río Tajo ha sido protagonista en Fitur y que los gancheros han sido los embajadores del Alto Tajo, queremos dedicar estas líneas a la muy estrecha relación que los Gancheros tuvieron con nuestro Huertapelayo natal. Cierto que ese bello rincón premiado por la naturaleza con  una especial belleza ha tenido parte en el vivir y ser de aquella forma de transportar la madera. Cuando éramos pequeños nos llamaban la atención algunas fotografías en blanco y negro que podíamos contemplar en el marco inferior de un gran mapa en nuestra casa del pueblo. Preguntando a nuestros padres uno recuerda que nos contaban que eran de unos señores a los que se les llamaba gancheros y que se dedicaban a llevar la madera aprovechando la fuerza del agua. No les dábamos mayor importancia aunque sí presumíamos un poco de tener aquellas fotografías de unas personas que se dedicaban a transportar las maderas de esta manera y en este caso de ese río Tajo que sigue cruzando el límite norte de nuestro pueblo con  Huertahernando. Después un gran escritor, José Luis Sampedro tuvo la gran idea de escribir un libro con el título de El río que nos lleva que le dio fama  a él y también a los parajes por donde ese río Tajo lleva sus aguas. Hoy hacemos alusión a él porque los gancheros se han convertido en embajadores del Alto Tajo en la Fiesta Ganchera en el Día de Guadalajara en Fitur. Son pocos o casi nadie los que saben que Huertapelayo fue lugar de diversión de aquellos gancheros que guiaban las maderadas por esas a veces bravas y otras mansas aguas del río más largo de nuestra geografía.  A nosotros nos lo han contado de primera mano y sabemos que es verdad y lo escribimos porque ese minúsculo pueblo sigue siendo importante por muchas cosas, entre otras porque de él salieron muchos arrieros que necesitaban salir a ganarse unas perras que les ayudaran a vivir. Algún día tal vez escribamos que la suerte nos dio la ocasión de encontrarnos, creemos que con el último arriero, estando de maestro en uno de los pueblos que recuerdo con gran alegría y agradecido por el trato que me dispensaron. Hoy tan sólo queremos dejar claro que por nuestro pueblo pasaban las maderadas y que merecen nuestros lectores saberlo.