Generación 'selfie' y tuit

11/07/2015 - 23:00 Antonio Yagüe

Había pensado titular los tontarras del palo y del pío-pío. Pero no sería políticamente correcto y puede que poco preciso. Lo cierto es que los partidarios de hacerse autofotografías o selfies han crecido tanto que el uso del término en las redes sociales aumentó en 2014 un 17.000%, según la Fundación del Español Urgente, que presiona a la Real Academia para que admita la palabra selfi, así castellanizada. El año pasado lo hizo con tuit, cuya traducción sería pío, de piar como los pájaros, un nuevo medio de comunicación breve, inmediato, barato y proliferante. Un usuario normal recibe unos 150 al día. Si un extraterrestre nos visitara se haría una penosa idea de la especie humana, que especialmente estos días transita por lugares turísticos como el Palacio del Infantado, la catedral de Sigüenza y o el castillo de Molina mirando fijamente algo en el extremo de un palo. Perdón, de un selfie sticks, o popular accesorio para autofotografiarse. Algunos museos y recintos ya han prohibido la entrada con ellos. No está claro si por motivos de seguridad, para que no dañen los cuadros por accidente, o para evitar que alguien emule a los protagonistas de La riña o Duelo a garrotazos de Goya. Lo de Twitter podría ser visto como una modernización del ancestral cotilleo. El antropólogo Robin Dunbar consideraba fundamental esta práctica, pues defiende que el lenguaje se perfeccionó para poder cotillear. No deja de ser un fenómeno social nuevo y tan importante, como se demuestra cada vez que se rescatan de la red algunos emitidos de manera impulsiva, buscando el chiste, la broma e incluso haciendo gala de un extraño e hiriente humor negro. El filósofo y pedagogo José Antonio Marina advierte de que en este tipo de comunicación ha sido excluida por formato la argumentación, gran creación de la inteligencia humana. La generación selfie es puramente superficial, necesita constatar regularmente quién y cómo es uno para autoafirmarse y comunicar permanentemente enviando fotos de hasta la chorrada más insustancial. La generación del tuit, que a menudo se superpone, prefiere el eslogan, la consigna y, a veces, la frikada o majadería, al argumento y razonamiento. De momento, no parece fácil hacer las dos cosas al mismo tiempo. Pero todo llegará. ¡Vivir para selfiar y tuitear! .