Hasta el gorro de la prudencia

12/11/2010 - 00:00 Andrés Aberasturi

Ahora llega el tiempo de las interpretaciones, pero lo cierto es que el presidente de la Sala que juzga a Otegi cortó por lo sano y con una lógica aplastante cualquier intento político de las defensas en la comparecencia de Eguiguren: - Pero usted asistió al acto? - No - Pues entonces nada. Y aquí se acabó la historia. Porque lo que juzga el Tribunal es si hubo o no propaganda terrorista en el acto de Anoeta y todo lo que no sea eso, no le sirve de nada. Da igual que el PSOE o el PSE estuvieran al corriente del asunto, da igual que vínculos, negociaciones o acercamientos hubiera antes o después entre Otegi/HB y Eguiguren /PSE, para la Sala sólo cuenta lo que está juzgando y si el polémico testigo no estuvo allí, pues no tiene nada que aportar. A nosotros, las sociedad en general, los medios informativos, nos puede quedar la tarea de desentrañar algunos cosas, el por qué de ciertas amistades o las circunstancias que rodearon aquellos tiempos que siguen sin estar claros. Pero el Tribunal busca hechos y no teorías. Así que lo que parecía que iba a ser una bomba de relojería, se ha quedado en un reloj de cuco y todo ha vuelto a la normalidad. Nada nuevo bajo el sol de la Justicia aunque la batalla política siga en pie. Oiremos de todo y por su orden y desde la oposición lo mismo que desde el Gobierno, seguirán sobrevolando acusaciones y sospechas y una vez más remaremos hacia el comienzo de todo, hacia el batallón vasco español, hacia los GAL, hacia lo que sea con tal de poner cara a una crisis que nos devora y de ganar unas elecciones que cada vez parecen más cerca. Lo malo es que si el tema Eguiguren va a tener poco recorrido, lo sucedido en Marruecos si nos sonroja a todos. Las declaraciones del Presidente del Gobierno y de la ministra de Asuntos Exteriores, no son de recibo. Estoy -estamos muchos- hasta el mismísimo gorro de la dichosa prudencia y si el Gobierno no es capaz de plantar cara a la atrocidad, será la Justicia la que tenga que investigar la muerte de un ciudadano español. .