Ir a Puebla de Valles

05/02/2017 - 12:34 Luis Monje Ciruelo

Es un viaje aconsejable aunque solo sea por conocer su 'Olivo milenario'.

Ir a Puebla de Valles, apenas a 43 kilómetros de Guadalajara, es un viaje aconsejable para dedicarle una mañana, aunque sólo sea para conocer su famoso “Olivo Milenario”, cuyo nombre siempre estará unido al del  propietario y promotor de su traslado, Manuel Sanz Iruela, desde el paraje ribereño del Jarama Los Albillares, a la Plaza de la iglesia de su pueblo. Es un cómodo viaje por la carretera de Tamajón con desvío a la izquierda cinco o seis kilómetros antes de llegar a la llamada “Puerta de la Sierra”, cómodo viaje si la nieve no ha blanqueado el camino, en especial el ramal de entrada y bajada al pueblo como lo estaba el sábado pasado en que se me ocurrió enseñar a un amigo ese rincón de la Sierra Norte. Y he hablado de bajada porque desde el empalme de la CM-140 hasta el olivo hay un desnivel de casi cien metros en apenas dos kilómetros,  con nieve en las cunetas y a veces en la calzada. Pero mereció la pena no sólo por ver el olivo, que ya conocíamos, sino para contemplar, una vez más,  la ladera Este del pueblo, de espectaculares tierras rojizas de aluvión que recuerdan las famosas “Médulas”, de León, patrimonio de la Humanidad, por lo que han sido llamadas “las pequeñas Médulas”, y son en realidad, ejemplares modelos de erosión que se repiten en varios puntos de la cuenca del Jarama, río que cruza el término por su parte más baja a poco más de un kilómetro del pueblo, aunque no se ve desde él. Aparte de las “pequeñas médulas”, que llaman la atención de los visitantes, la principal atracción es el famoso “olivo milenario” que se instaló en la plaza de la iglesia en marzo de 1.994 frente al antiguo molino del Rulo, hoy convertido en casa-museo etnológico  por Manuel Sanz Iruela, que conserva toda la maquinaria  y otros recuerdos de cuando el árbol estaba en la ribera del Jarama con otros muchos de su época. Su traslado al pueblo se hizo en dos mitades que se extrajeron con una grúa y hubo que reforzar puentes y alcantarillas; se encajaron luego en el pozo en que se plantó relleno con tierra de su anterior asentamiento. El árbol arraigó sin problemas y con adecuadas podas y tratamientos hoy es un sólido ejemplar de cinco metros de altura, más de diez metros de perímetro y casi 3’5 de diámetro  Es, sin duda, uno de los árboles más viejos y espectaculares de Castilla-La Mancha. En el pueblo  lamentan que Obras Públicas haya retirado del cruce con la CM-140 el cartel de “Olivo Milenario”.