Jesús García triunfa en la fase local tamajonera del III Certamen Guadalajara Busca Torero

19/08/2018 - 15:44 Redacción

Tamajón acogió, en la Plaza de La Carrasquilla, una de las fases locales de Tamajón del III certamen Guadalajara Busca Torero. Se lidiaron cinco becerros del ganadero jadraqueño Juan Barriopedro. Segundo y quinto fueron extraordinarios. Presidió el festejo el alcalde de Tamajón, Eugenio Esteban.

Abrió plaza el novillero de la Escuela de Navas del Rey, José Luis Vega. Se enfrentó a un becerro noble, pero justo de fuerzas, al que le faltó humillar un poco más. Fue el menos enrazado de los cinco. El chaval hizo lo que pudo con él. Le faltó templar algo más la embestida, pero, poco a poco, fue afianzando al animal con la muleta.  De la Vega salió de Tamajón, “con disgusto”, por no haber podido redondear su triunfo con la espada. “La faena ha tenido momentos buenos y malos, pero estamos a tiempo de corregir”, decía con sinceridad. Sobre el becerro que le tocó en suerte opinó que “le faltó algo de fuerza”. También afirmó que le costó templar “por el aire”, aunque intentó “echarle voluntad” a la lidia y “transmitir algo” a la afición agallonera. De la Vega quiere ser torero porque “me llena el alma”, decía rotundo.

Jesús García, alumno de la Escuela de El Juli (Madrid), cortó las dos orejas de un becerro enrazado y con prontitud, de gran calidad y nobleza, que fue de menos a más, como debe ser en el ganado bravo. García lo entendió perfectamente. Destacó, sobre todo, su manejo de la mano izquierda, en una faena larga, en la que templó perfectamente la embestida, evitando enganchones.  “El becerro ha sido bueno, aunque algo falto de fuerzas. Creo que he sabido empujarlo hacia delante. Me voy contento”, decía. El chaval quiere ser torero desde pequeño, por afición, “aunque es una profesión tan bonita como dura. Tengo ilusión de llegar a la final y ganarla. Ojalá sea así”.

Guillermo García, de la Escuela Taurina de Madrid, José Cubero, Yiyo, estuvo sólido con un becerro complicado. Por el lado izquierdo le costaba deslizarse, tenía poco recorrido y menos nobleza, pero por el lado derecho sí le permitió al chaval alguna serie notable de muletazos, de manera que público y jurado pudieron ver la clase de torero que es.Falló con la espada, y perdió el triunfo. “Por el derecho, sí le he podido sacar pases. Por el izquierdo, era mucho más complicado. Me quedo con varios buenos momentos con la mano derecha, sobre todo al principio, porque con la izquierda no ha sido posible el lucimiento”, afirmaba el chaval después de la faena. El novillero tuvo un percance, una fisura en la mano derecha, antes de iniciar la lidia, que le restó facultades. Ser torero es su sueño desde niño.

A Manuel Perera, de la Escuela Taurina de Badajoz, le correspondió en suerte un becerro tosco, sin recorrido, que soltaba la cara. Aun así, el novillero lo fue metiendo en la muleta y sometiéndolo a su manera. “Ha sido un novillo complicado, pero he intentado estar a la altura del espectáculo. Me ha gustado mi actitud, le he podido al novillo”, decía el chaval, a quien ser torero le hace “feliz”. Cortó una oreja.

Rubén Nuñez, alumno del CITAR, lidió el quinto, y probablemente el mejor novillo de la tarde, encastado, que se vino arriba, con una fijeza tremenda, con recorrido y prontitud, que se desplazaba y le aportó ritmo a la faena. Fue el primer becerro que el joven Núñez mataba en su vida, y su actuación fue una excelente sorpresa para sus mentores, plena de serenidad y buen gusto. Mató con una estocada casi entera algo trasera, que de haber sido un poco más efectiva, le hubiera dado las dos orejas. Se sintió torero, “con la muleta y unos cuantos lances con el capote”, ante un novillo que “tenía nobleza y dejaba estar”. La ganadera, Belén Barriopedro, estuvo presente en La Carrasquilla, salió satisfecha del festejo: “Ha sido una becerrada que ha servido para el toreo, cada uno con sus cualidades”.