José Luis Sampedro y Guadalajara

24/12/2017 - 11:00 José María Bris

Le puse en contacto con alcaldes e instituciones de la provincia cuando buscaba ayudas para el rodaje de la película que recogía las aventuras de los gancheros en nuestro río.

Este año que está a punto de concluir se ha celebrado el centenario del nacimiento, el uno de febrero de 1917 en Barcelona, de José Luis Sampedro García, escritor (novelas, ensayos, cuentos, libros de texto, artículos,…), economista (catedrático, tenía un especial interés por los países mas desfavorecidos y por las gentes más pobres) político senador por designación real del 15 de junio de 1977 a 2 de enero de 1979),del que el 8 de abril se cumplió el cuarto aniversario de su fallecimiento en Madrid.
     Su padre era médico militar y estuvo destinado en Aranjuez, donde José Luis estudió el Bachillerato y bañándose en las aguas del Tajo se quedó prendado cuando vio el entarimado flotante que formaban los troncos sobre la superficie y admiró el esfuerzo de los hombres que los habían llevado a través de las bravías aguas desde su cauce alto. Pasados los años tuvo una importante relación con nuestra provincia, escribiendo El río que nos lleva. La ciudad de Guadalajara, como es habitual en una tierra tan agradecida como la nuestra, supo corresponder en vida a su cariño y así el 30 de septiembre de 1991 el Pleno del Ayuntamiento que como alcaldesa presidía Blanca Calvo y del que yo formaba parte como portavoz del Partido Popular le nombró Hijo Adoptivo de nuestra ciudad, junto con Ramón de Garciasol. Jose Luis Sampedro tiene también una calle en Guadalajara, en el denominado barrio de Escritores (casi todas llevan el nombre de algunos de ellos), situado en la parte S.O.de la ciudad cercana a la A-2. También se denominó con su nombre el Instituto de la Calle Zaragoza.
 Tuve el honor de contar con su amistad a finales de los años ochenta del siglo pasado, le proporcioné ejemplares de El río que nos lleva, de la edición de Alfaguara patrocinada por la Caja de Guadalajara, para la colección que tenía del mismo y le puse en contacto con alcaldes e Instituciones de la provincia en 1988 cuando él y el cineasta Antonio del Real buscaban ayudas para el rodaje de la película que recogía las aventuras de los gancheros en nuestro río. A este respecto en una de las cartas que me envió señalaba que ojala pudiera llevarse a cabo el rodaje, que con anterioridad había intentado hacer Luis García Berlanga y la censura franquista lo había prohibido, también Mario Camús quiso hacer la película, pero al final fue Antonio del Real quien lo consiguió.
     Jose Luis Sampedro sitúa la novela en el año 1946, aunque cuando volvió al río Tajo, que el bien conocía por su militancia durante la Guerra Civil (1936-1939) en un batallón anarquista que militó en Cuenca y Guadalajara (el río Tajo es frontera de ambas provincias ) fue en 1950, en que lo hizo con planos, croquis y todo lo necesario, para una novela que preparó con todo detalle, como solía hacer con todo lo que escribía, según nos comentó su viuda Olga Lucas, en la conferencia celebrada el pasado 8 de marzo en nuestra ciudad.
     En 1946 fue también cuando Camilo José Cela, “el viajero”, recorría nuestras tierras para dejarnos el otro gran libro de nuestra provincia El Viaje a la Alcarria, esas tierras a las que según el propio autor “nadie quería venir” y que él ha convertido con sus letras en lugares de conocimiento universal.
 Esos años eran difíciles para España y también para el mundo, en nuestra patria todavía sentíamos el dolor, la soledad, el abandono y la miseria en el que nos encontrábamos después de la Guerra Civil y en Europa acababa de terminar la segunda Guerra Mundial (1939-1945) y todavía se estaba estableciendo el orden de las naciones, en ese desbarajuste en que la había convertido un conflicto bélico que ocasionó 49 millones de muertos y afectó a todas las naciones del viejo y del nuevo mundo.
    La novela El río que nos lleva está escrita con un estilo ágil y “fluido”, como el transcurrir del agua, narra la vida cotidiana de un grupo de hombres, que siguiendo una costumbre ancestral, transportan troncos desde las montañosas tierras del alto Tajo a las llanuras de la Alcarria y de las vegas madrileñas, en las llamadas maderadas,que siguieron hasta el año 1946 en el que la construcción de la presa del embalse de Entrepeñas (1943-1954) impidió el paso de las mismas. Maderadas que solían comenzar en febrero o marzo, cuando el río llevaba más agua, “marzo, en las marzadas se llevan las maderadas” y duraban entre cinco o seis meses. En el caso de nuestros gancheros el embarque se iniciaba en Peralejos de las Truchas y la saca en Aranjuez. Recorrían cerca de 200 kilómetros, de ellos 150 kilómetros aproximadamente en nuestra provincia de Guadalajara.
     En el río Tajo a los gancheros se les presentaban una serie de dificultades que no sucedían en otros ríos, por lo que los componentes de las cuadrillas tenían que ser verdaderos conocedores del mismo, de sus desfiladeros, de las zonas estrechas, de los rápidos, de los obstáculos,… los gancheros del Tajo guiaban los troncos no en balsas atadas como sucedía en otros lugares de cauces más amplios y aguas más serenas, sino sueltos, conducidos por los “bicheros”, esas varas de dos o dos metros y medio de longitud con un gancho que les permitía manejarlos e individualizarlos como Sampedro señala en el libro,”el scuadrao”, “el pelao”, “el corto”, “el rojete”, “el punta”...
    La novela narra la ultima maderada, que avanza navegando por el río a través de veinte pueblos reales de nuestra geografía provincial y de tres municipios nacidos de la creatividad del autor, Oterón, Sotondo y Regolfo. De los pueblos de Guadalajara y su cercanía al Tajo, solo notó la falta de Armallones, por esas aguas y sus riberas avanza un grupo de gancheros dirigidos por el capataz, “el americano”, al que se le unen Roy Shannon, un irlandés ex combatiente de la Guerra Mundial y una mujer Paula que focaliza todo el relato, la historia de una aventura, de la lucha del hombre con sus instintos, con sus pasiones, contra la naturaleza, un libro de gran contenido simbólico cuyo tema principal es la dignidad humana.
     Libro dividido en tres partes; KAN es la montaña, la puerta que se abre, el invierno; TCHAN es el dragón, el violento, la primavera y LI es el relámpago, el fuego, el verano.
    Con un escenario de belleza sin igual: el Alto Tajo, La Laguna de Taravilla, Las Chorreras, La Escaleruela, el Castillo de Aletea y la leyenda del moro Montesinos, el Puente de San Pedro, el monasterio bernardo de Buenafuente de Sistal, la Bajadilla, el puente de Tagüenza, Trillo… Con nuestras costumbres mas o menos satirizadas, pero siempre respetadas, el Judas de Semana Santa, las botargas, los toros, las primeras comuniones, las aguas termales, la leprosería,… todo en un clima costumbrista de bello relato, que ensalza los valores de Guadalajara .
    En el año 1946, acabaron las maderadas, pero el afán al recuerdo, a la historia y el respeto a nuestros mayores hizo que hace unos veinte años naciera la Asociación de Gancheros del Tajo, que desde entonces en la primera semana de septiembre celebra la Fiesta Ganchera, declarada de Interés Turístico Regional, en la que cinco pueblos ( Poveda de la Sierra, Peñalén, Peralejos de las Truchas, Taravilla y Zaorejas ) se unen, organizada cada año por uno de ellos, para llevar los troncos al río y con los ganchos demostrar el trabajo de unos hombres que con su esfuerzo y dedicación durante siglos contribuyeron a mantener nuestras tierras, a darlas a conocer y a llevar fuera de ellas un producto, la madera, que en aquella época era fundamental para el desarrollo de otros lugares de España.
    Sirvan estas líneas de homenaje y recuerdo a esas personas y a su trabajo, al escritor José Luis Sampedro cuando finaliza el año de su centenario, que supo plasmarlas en su libro, y a los que luchan por evitar que se pierdan en el olvido de los tiempos.