La brecha moral

19/03/2018 - 17:39 Jesús Fernández

No hay finalidades morales sino medios instrumentales en la democracia y el pluralismo actual que caracteriza a la sociedad del momento.  
 

Ahora que se ha hablado tanto de la brecha salarial, vamos a por otras brechas que, basadas en ella, conforman innumerables desequilibrios, rupturas, desigualdades y diferencias en nuestra sociedad. El feminismo reciente ha pasado de defender y proteger a la mujer a canonizarla, de ser víctima a ser heroína. Veamos cuántas mujeres están ya en la cúpula de las organizaciones empresariales o en las instituciones, o en los medios de comunicación y cuánto cobran ellas en relación a sus subordinadas, hombres incluidos. ¿No es esto también brechas salariales o diferencia de percepciones de género entre mujeres? Para sanear moralmente el mundo de tantas brechas y consolidar espacios de igualdad, muchas mujeres deberían renunciar a sus brechas por arriba que son auténticos privilegios de género igual que decimos de los privilegios de los hombres.
    Todo esto no son más que grietas de la gran brecha moral de nuestro tiempo. Esta llamada brecha salarial está ocultando otras brechas menos salariales. El protocolo sociológico de los partidos políticos se está cumpliendo Todo el mundo ve que la democracia está sufriendo una absoluta descomposición y todo por causas morales, no por estrategias. Mejor dicho, porque las estrategias han suplantado al pensamiento y se ha implantado el pensamiento estratégico. Todas las mujeres del régimen participan en esta lucha. La diferencia se va a convertir en indiferencia  
    Igualar parece la vocación de esta democracia absoluta que algunos convierten en populismo obligatorio. No contentos con hacer de ella una aspiración o ideal, la transforman en un mandato. Vamos, pues, a hablar de desigualdades o de brechas ofensivas. En primer lugar, la discriminación política. Los dirigentes, parlamentarios y gobernantes (mujeres incluidas) se han rodeado de privilegios e inmunidades que blindan su vida y su futuro en seguridad y vida confortable frente a los simples ciudadanos de la renuncia y de la austeridad. En segundo lugar, la desigualdad económica de tantos y tantas dirigentes empresariales y sindicales que cobran grandes retribuciones convirtiendo a los demás empleados en parias, Todas las discriminaciones tienen un fondo económico y se concretan en diferencias o brechas retributivas, desde las altas esferas de direcciones, consejeros, delegados, instituciones, comisiones, asesores hasta el estamento más débil o resto de empleados. Finalmente, la desigualdad socio-cultural de tantos refugiados, emigrantes, desinstalados y excluidos del bienestar general. Estas son las desigualdades oficiales pero, en el fondo, hay otras discriminaciones que lo son por razón de voto. Las brechas señaladas por algunos no son más que indicaciones de nichos y estrategias de captación de electores del futuro. No hay finalidades morales sino medios instrumentales en la democracia y el pluralismo actual que caracteriza a la sociedad del momento.