La estación en que se nace influye en el riesgo de padecer depresión
07/12/2010 - 12:36
El trabajo, realizado en crías de ratón, proporciona la primera evidencia de la impronta estacional de los relojes biológicos en los mamíferos. El descubrimiento podría explicar el hecho de que las personas nacidas en los meses de invierno tengan un mayor riesgo de trastornos neurológicos que incluyen el trastorno afectivo emocional (depresión de invierno), depresión bipolar y esquizofrenia.
En el experimento los investigadores criaron grupos de crías de ratón desde que nacían hasta el destete en ciclos de luz artificiales de invierno y verano. Después de ser destetados eran mantenidos en el mismo ciclo o en el ciclo opuesto durante 28 días. Una vez que maduraban, los ratones eran situados bajo constante oscuridad y se observaban sus patrones de actividad.
Los ratones nacidos en invierno mostraban una constante ralentización de su periodo de actividad diaria, con independencia de si se habían mantenido en un ciclo de luz invernal o habían cambiado al ciclo de verano después del destete. Cuando los científicos examinaron los relojes biológicos clave del cerebro de los ratones, mediante un gen que hace a las células brillar en verde, descubrieron un patrón similar: una ralentización de los relojes genéticos en los ratones nacidos en invierno en comparación con aquellos nacidos en verano.
Según explica Chris Ciarleglio, responsable del estudio, "lo que es particularmente destacable sobre nuestros resultados es el hecho de que la impronta afecta tanto a la conducta de los animales como al ciclo de las neuronas en el reloj biológico clave de sus cerebros".
Además, los resultados mostraron que la impronta de la actividad de los genes circadianos cercana al nacimiento tenía efectos drásticos sobre la reacción del reloj biológico a los cambios en la estación al avanzar la vida. Los relojes biológicos y la conducta de los ratones nacidos en verano se mantienen estables y en línea con el momento en que anochece mientras que los ratones nacidos en invierno mostraban una variación amplia cuando fueron situados en un ciclo de luz de verano.
"Los ratones que crecen bajo el ciclo invernal muestran una respuesta exagerada al cambio en la estación que es muy similar al de los pacientes humanos que sufren de trastorno afectivo estacional", explica Douglas McMahon, coautor del estudio.
Los investigadores concluyen que siguen abiertas cuestiones como cuándo se produce la impronta durante el periodo de tres semanas que lleva al destete y si el efecto es temporal o permanente.
En el experimento los investigadores criaron grupos de crías de ratón desde que nacían hasta el destete en ciclos de luz artificiales de invierno y verano. Después de ser destetados eran mantenidos en el mismo ciclo o en el ciclo opuesto durante 28 días. Una vez que maduraban, los ratones eran situados bajo constante oscuridad y se observaban sus patrones de actividad.
Los ratones nacidos en invierno mostraban una constante ralentización de su periodo de actividad diaria, con independencia de si se habían mantenido en un ciclo de luz invernal o habían cambiado al ciclo de verano después del destete. Cuando los científicos examinaron los relojes biológicos clave del cerebro de los ratones, mediante un gen que hace a las células brillar en verde, descubrieron un patrón similar: una ralentización de los relojes genéticos en los ratones nacidos en invierno en comparación con aquellos nacidos en verano.
Según explica Chris Ciarleglio, responsable del estudio, "lo que es particularmente destacable sobre nuestros resultados es el hecho de que la impronta afecta tanto a la conducta de los animales como al ciclo de las neuronas en el reloj biológico clave de sus cerebros".
Además, los resultados mostraron que la impronta de la actividad de los genes circadianos cercana al nacimiento tenía efectos drásticos sobre la reacción del reloj biológico a los cambios en la estación al avanzar la vida. Los relojes biológicos y la conducta de los ratones nacidos en verano se mantienen estables y en línea con el momento en que anochece mientras que los ratones nacidos en invierno mostraban una variación amplia cuando fueron situados en un ciclo de luz de verano.
"Los ratones que crecen bajo el ciclo invernal muestran una respuesta exagerada al cambio en la estación que es muy similar al de los pacientes humanos que sufren de trastorno afectivo estacional", explica Douglas McMahon, coautor del estudio.
Los investigadores concluyen que siguen abiertas cuestiones como cuándo se produce la impronta durante el periodo de tres semanas que lleva al destete y si el efecto es temporal o permanente.