La guerra sucia contra Telemadrid

05/02/2011 - 00:00 Redacción

La Televisión Digital Terrestre (TDT) permitía hasta hace unos meses disfrutar en la provincia de Guadalajara y también en Toledo de Telemadrid. La realidad es que la cadena madrileña se podría ver fuera de su ámbito territorial por razones estrictamente geográficas de proximidad, de la misma forma que se ven las televisiones de Castilla y León, Canal Extremadura, Canal 9 y Canal Sur o la Televisión de Castilla-La Mancha en los territorios colindantes de otras comunidades incluida la de Madrid. Además, históricamente, la señal madrileña se podía sintonizar por el canal 63 de Torre España, señal que cubría sin dificultad el 80% de la ciudad de Guadalajara y pueblos limítrofes de la Campiña y Alcarria. Hasta ese punto, no había nada anormal, sin embargo, desde el 8 de noviembre de 2010 Telecom Castilla-La Mancha S.A (empresa participada por la Junta castellano-manchega) viene emitiendo en el canal 63 una imagen permanente en negro, lo que ha supuesto la anulación de la señal. Aunque mucho se especuló sobre esta interferencia y fueron muchas las conjeturas del posible responsable de poner esa señal en negro en el aire con el ánimo de eliminar Telemadrid de Guadalajara, lo cierto es que el pasado 18 de enero el ministro de Industria, Miguel Sebastián, dejaba claro que el Gobierno castellano-manchego no contaba con el beneplácito de su ministerio (único que tiene la competencia en este asunto) para interferir la señal. Los roces entre José María Barreda y el titular de Industria, que ya se han escenificado en otras ocasiones, como por la ubicación del ATC, se volvían a poner de manifiesto. Sebastián advirtió a Barreda de que si no cesan las emisiones de Telecom se iniciará el correspondiente proceso sancionador. El Gobierno regional ha tratado de poner puertas al campo, obsesionado por controlar toda la información que suministran los medios de comunicación de la región, pero, en esta ocasión, su estrategia electoral de guerra sucia no le ha salido bien, ya que no cuenta con el respaldo de la sociedad ni, tampoco, con el apoyo del Gobierno.