La manada

24/11/2017 - 17:22 Jesús de Andrés

Una vez más, los defensores de los animales han podido ver cómo se malempleaba una palabra perteneciente al ámbito del reino animal para definir las bajezas del único ser con capacidad volitiva.

El juicio contra cinco hombres por la presunta agresión sexual y violación en grupo de una joven de 18 años durante los Sanfermines de 2016 ha popularizado el nombre con el que ese grupo se hacía llamar: la manada. Los medios de comunicación han aprovechado el sugestivo apodo empleado por ellos mismos por lo que de atávico y tribal tiene, ya que les presenta como grupo de animales salvajes en busca y caza de su presa. La indignación de la sociedad española –quiero pensar que de toda– al observar algunas de las estrategias usadas por su defensa y oír algunos de los discursos de disculpa empleados estos días ha sido mayúscula, sobre todo cuando día tras día vemos cómo aumentan las impresentables cifras de víctimas de la violencia machista.
    Es más que común, al hilo del uso de esa denominación, encontrar sinónimos procedentes del ámbito animal para criticar o condenar conductas que sólo son humanas, que ningún otro ser vivo llevaría a cabo. Llamamos animalada a cualquier barbaridad, burrada al ejercicio de la brutalidad, hablamos de bestias, fieras, bichos, alimañas… Si a alguien lo catalogamos de animal salvaje estamos diciendo que no tiene principios ni respeto alguno. Posiblemente los miembros de esa panda sanferminera lo utilizaban por parecerles positivo en su negatividad, por destacar los lazos de solidaridad grupal que les llevaban a cometer, como así parece, esas y otras acciones punibles.
    Una vez más, los defensores de los animales, aquellas personas sensibilizadas con el maltrato animal (que tanto tiene en común con cualquier forma de violencia social, y ahí están los estudios académicos realizados para así poder afirmarlo), han podido ver cómo se malempleaba una palabra perteneciente al ámbito del reino animal para definir las bajezas del único ser con capacidad volitiva. Afortunadamente, las manifestaciones que –coincidiendo con el juicio– han expresado su rechazo a la violencia sexual o a la información que del juicio oral iba llegando, dieron la vuelta al concepto: “nosotras sí somos la manada”.
Frente a quienes se deshonran a sí mismos y trasladan su miseria moral al terreno de los animales, hay personas e instituciones que hacen todo lo posible por estos, ensalzando lo mejor del ser humano. En Guadalajara, sin ir más lejos, la labor de asociaciones como La Camada, encargada de gestionar el centro de recogida de animales abandonados del Ayuntamiento de Guadalajara, devuelve la fe en el ser humano con su labor callada y constante (y necesitada de apoyos, por cierto). Perros y gatos son acogidos por sus trabajadores y por voluntarios, con su presidenta María Tello a la cabeza, con el apoyo de socios y colaboradores. Este fin de semana organizan una carrera popular benéfica en el parque de La Concordia. Es importante la ayuda.