Las mujeres de Cogolludo se hacen, un año más, con el bastón de mando

05/02/2017 - 19:26 D.Pizarro

El alcalde desea que en el futuro esa fiesta sea sólo "tradición y no reivindicación", lo que significaría la igualdad real entre hombres y mujeres.

Cogolludo volvió a celebrar este fin de semana Santa Águeda, fiesta que en la localidad está declarada de Interés Turístico Regional. Hay que recordar que tienen documentos de que estos actos se festejaban allá por finales del siglo XVI. El sábado, en las vísperas, las mujeres fueron marcando su terreno sin amedrentarse, con la entrega del bastón de mando a la Alcaldesa Mayor, María Antonia Benito. Pero fue este domingo el día grande. Amaneció la jornada fría. Quizás demasiado. Pero el cielo despejado y el sol engañó a más de uno. Tampoco ayudó a caldear el ambiente el fuerte viento, ese que dejó más de un incidente en el pueblo vecino de Espinosa de Henares.

    Se trataba de un día de fiesta y había que disfrutarlo. La jornada comenzó temprano, cuando las mujeres se prepararon para marchar en la busca de las dos alcaldesas. El ayuntamiento se quedó pequeño para acoger la entrega del bastón de mando a la Alcaldesa de Honor, María Delfina Fernández. Recibió los correspondientes regalos de parte del pueblo, momento en el que la emoción se apoderó de todos los presentes. Las mujeres, perfectamente ataviadas con sus trajes de alcarreñas, desfilaron orgullosas por el pueblo, con la banda pisándoles los talones y llamando de esta forma la atención de todo aquel que no supiera qué estaba sucediendo.

    Uno de los momentos más esperados fue la muestra de bailes regionales en la plaza, justo enfrente del Palacio de Cogolludo. El alcalde, Juan Alfonso Fraguas, lamenta que el “desapacible” tiempo impidiera “que los niños que bailan se lucieran”. Porque los copos que empezaban a caer, unido al fuerte frío, obligó a trasladar este acto al interior del Palacio.

    Durante su discurso del sábado, Fraguas deseó que “ojalá” en un futuro se celebrase Santa Águeda “solamente por tradición, no por reivindicación”. Eso, a su juicio, significaría que se había logrado la igualdad entre hombres y mujeres. “Cada uno estaría en el lugar que le correspondía por sus méritos”.