Los pueblos no tienen quién les escriba

24/08/2024 - 18:47 Nueva Alcarria

Contradicciones hay muchas en este mundo en el que vivimos, lo que incluye, evidentemente, al Gobierno central. No es raro ver en nuestros políticos el tan famoso donde dije digo,digo Diego, pero últimamente parece que están abusando del dicho. Porque si por un lado se muestran firmes en su lucha contra la despoblación, por otro ejecutan órdenes que dejan a las zonas rurales prácticamente sin servicios. Estamos hablando de Correos, empresa postal que este verano se lo ha tomado literalmente de vacaciones. Un 75 por ciento de los carteros rurales de Guadalajara, según denuncian los sindicatos, no están trabajando. Es decir, sólo uno de cada cuatro sigue cubriendo las zonas asignadas. Esto se debe a que  no se están sustituyendo a esos trabajadores que se han ido de vacaciones. ¿Y en qué se traduce esto? Pues en que no se reparten las cartas ni la prensa.

Los paquetes sí llegan, pues forman parte de un negocio más atractivo para Correos. Así que ni cartas del médico, ni del banco ni de tu prima la de Barcelona. Ya se repartirán cuando el cartero en plantilla regrese de su merecida semana en la playa. No es para tomárselo a risa. Damos fe de ello, porque a esta redacción llegan centenares de quejas al respecto ¿Y cómo pretenden revitalizar las zonas rurales si ni siquiera podemos confiar en que nos llegue esa cita para la revisión de la rodilla? Porque aunque estemos en la era de las comunicaciones digitales, el papel sigue siendo vital para una parte importante de la población, que prácticamente coincide con los mayores. Nos encontramos, por tanto, ante una nueva brecha digital que deja atrás a nuestros padres y abuelos.

No sabemos si volverán todos los carteros cuando el verano diga adiós –al menos en el calendario–, porque Correos hace tiempo que adolece de un buen servicio. Pero confiamos en que así sea, no porque alguien al frente de esa entidad lea estas líneas y se ponga en el lugar de los habitantes rurales, sino quizá porque escuchen a la plantilla, que está ya inmersa en una ola de paros para protestar por las condiciones de trabajo de los empleados. De cualquier forma, es triste ver cómo el abandono de los servicios públicos comienza por el papel, cuando una vez llegó a ser el medio de comunicación más fiable, aquel que soportaba el paso del tiempo y servía de escudo ante el bombardeo de los bulos. Escrito queda.