Luis Gutiérrez Jodra

12/08/2017 - 11:19 Pedro Villaverde Embid

  En 1984 fue el primer conferenciante de la historia de nuestros premios y es el único que repitió tal condición, al volver a ser protagonista en 1994. Fue pionero en física nuclear. Toda una eminencia que descansa en paz en la bella pedanía de La Cabrera.

Recuerdos de la niñez se me vienen a la mente al conocer la noticia del fallecimiento del científico, catedrático y académico, Luis Gutiérrez Jodra, cuyos restos mortales descansan ya para siempre en la pedanía seguntina de La Cabrera. En esto bello lugar, donde nació su madre, pasó fines de semana y estancias vacacionales, junto a sus seis hijos y nietos. Allí nos recibía, años ochenta, con el cariño de la amistad que le unía con mi abuelo, Salvador Embid, labrada en el Instituto Brianda de Mendoza, donde cursó sus estudios de Bachillerato.
   En el terreno profesional fue una eminencia en física nuclear, siendo considerado el primer experto de España en el ciclo del combustible nuclear. Doctor en Ciencias Químicas y en Química Industrial, la docencia universitaria y la investigación energética centraron su actividad. Formó parte del primer Consejo de Seguridad Nuclear, siendo director gerente del Forum Atómico Español, promocionando una energía, la nuclear, en la que siempre creyó. Estaba orgulloso de su estancia en EEUU en 1951, en el Instituto de Estudios Nucleares de la Universidad de Chicago. Fue también presidente de  la empresa Eurochemic, de la OCDE  y desde ahí pasó a formar parte del Organismo Internacional de Energía Atómica de Viena. En España fue uno de los fundadores de la Junta de Energía Nuclear, por lo que colaboró en acuerdos con muchos países del entorno, llegando a ocupar el cargo de vicepresidente de la Real Academia de Ciencias y vicerrector de la Universidad Complutense, donde era catedrático y creó nuevas enseñanzas. Dirigió tesis doctorales, publicó más de doscientos trabajos, pronunció un millar de conferencias por todo el mundo… y fue Popular de Nueva Alcarria, en dos ocasiones.
   En 1984 fue el primer conferenciante de la historia de nuestros premios y es el único que repitió tal condición, al volver a ser protagonista en 1994. En ambas ocasiones evocó sus recuerdos de niñez y juventud en Guadalajara, La Cabrera y Moratilla de Henares, donde nació su padre. Fue un gran amigo, todo un señor, un científico preocupado por las humanidades, un sabio, al que no le gustaba esa denominación para él, un hombre de esos que nunca deberían marcharse por mucho que perdure su legado.
   Desde estas líneas nuestro cariño para su familia en este triste momento y el reconocimiento a su persona y obra.