Mariano y los gays

01/11/2010 - 00:00 Rafael Torres

Es tanta la ventaja que otorgan los sondeos al Partido Popular de cara a los próximos comicios, que Mariano Rajoy, tan calculador, ha considerado irrelevante el albur de enajenarse los votos de la comunidad gay: avisa, con una ambigüedad verbal que no hace sino reforzar la amenaza, que derogará la ley que reconoce el derecho de todos los españoles a casarse con quien les de la gana. Lamentablemente, podría suceder que el cálculo del presidente del PP resultara tan indeseable como acertado. Si se considera, aunque no sin gran perplejidad, que en aquellos lugares donde el PP en tareas de gobierno se halla más encharcado en casos de corrupción (la fiscalía investiga ahora si la Trama Gürtel lo financió en la Comunidad de Madrid), volvería a ganar arrolladoramente, sin despeinarse casi, ¿qué razón habría para suponer que los gays del PP le vayan a retirar el voto? ¿O sólo conservaría Rajoy el de aquellos que no tienen intención de casarse, y el de los que, teniéndola, prefieren hacerlo con alguien del sexo contrario, por las apariencias y por mucho que no les haga ni fu ni fa? Lo mismo Rajoy, que según parece no tiene otra cosa que hacer, lo ha calculado todo, y las cuentas le salen. Ahora bien; ésto de suprimir los derechos civiles de los demás en base a las creencias de uno, tan caro a la sensibilidad de la reacción española, debería preocupar enormemente a los gays y a los no gays, a los del PP y a los del PSOE, a los altos y a los bajos, a los rubios y a los morenos, pues por esa deriva anunciada todo el mundo es susceptible de ser perseguido y discriminado por algo. ¿Qué le va a Rajoy en que los ciudadanos homosexuales gocen del mismo derecho a casarse que los heteros? ¿Le ofende? ¿Le duele? ¿Le encocora? Lo más probable es que eso, como casi todo, a Rajoy le de lo mismo, y que su actitud no sea sino un gesto acariciador hacia ese "franquismo sociológico" que puebla los fondos abisales, y no tan abisales, de su partido. Un gesto calculado. Pero, por otra parte, tampoco sería el primer cálculo que le sale por la culata a Rajoy. . . ..