Mayor riesgo de derrame cerebral en hijos de padres divorciados
26/11/2010 - 13:30
Investigadores de la Universidad de Toronto (Canadá) aseguran que aquellas personas que sufren la ruptura matrimonial de sus padres tienen hasta el doble de probabilidades de sufrir un derrame cerebral en algún momento de su vida, según los resultados de un estudio presentado en el congreso anual de la Sociedad Americana Gerontológica, celebrada en Boston (EE.UU).
El estudio se basó en los registros de una encuesta de salud comunitaria realizada en Canadá con más de 13.000 ciudadanos, de quienes hasta el 10,4 por ciento habían sufrido el divorcio de sus padres durante la infancia.
De ellos, según han descubierto, hasta al 1,9 por ciento de estas personas se le diagnosticó un derrame cerebral a lo largo de su vida, aunque los autores del estudio reconocen que no saben cuál es el motivo de esta relación.
Estudios previos habían relacionado la experiencia traumática que puede suponer un divorcio paterno con el riesgo de estrés u otros trastornos de salud mental a largo plazo. Sin embargo, es la primera vez que se detecta un vínculo directo entre esta situación familiar y una enfermedad cardiovascular.
Según ha explicado la autora de este estudio, la profesora Esme Fuller-Thomson, en declaraciones a la BBC recogidas por Europa Press, el análisis inicial tomó en cuenta la edad, raza y género de los participantes y encontró un riesgo 2,2 veces más alto de sufrir un derrame entre los hijos de divorciados.
Al no encontrar la posible causa de este vínculo, los científicos decidieron seguir investigando y volvieron a llevar a cabo un análisis de los datos tomando en cuenta otros factores, incluidos el estatus socioeconómico, la salud mental y las experiencias adversas de los niños.
"Pensamos que la asociación quizás estaba relacionada al impacto que tiene un divorcio en las experiencias de la infancia, como el nivel de educación, porque a veces los niños que atraviesan un divorcio deben dejar de estudiar antes", explica la investigadora.
Sin embargo, según reconoce, el impacto el nivel educativo y el volumen de ingresos que alcanzaron siendo adultos "tampoco explicó el riesgo de derrame cerebral", por lo que el siguiente paso fue iniciar un nuevo análisis para ver "si la experiencia del divorcio tuvo un impacto en el riesgo de depresión".
El riesgo de depresión no explica esta relación
Sin embargo, y aunque observaron que los niños de padres divorciados son ligeramente más vulnerables a la depresión, esto no pudo explicar el riesgo de estos individuos al derrame cerebral, así como tampoco encontraron relación alguna al compararlo con otros factores de riesgo como el abuso infantil o el desempleo de los padres. Hasta ahora, como señala la profesora Fuller-Thomson, no se ha podido encontrar la causa entre el vínculo entre divorcio de los padres y derrame cerebral.
Según la investigadora, se tienen algunas hipótesis, como el impacto de la pobreza en la infancia y la posibilidad de que el estrés sufrido en la infancia tenga algún efecto en la forma como se experimenta el estrés en la vida adulta.
La investigadora subraya, sin embargo, que este estudio es muy preliminar y hace falta confirmar los resultados para poder establecer una conclusión.
Además, reconoce que todos los participantes habían nacido en Canadá entre 1940 y 1950, una época, según subraya la investigadora, donde el divorcio se sufría de una forma mucho más traumática que hoy en día.
Estudios previos habían relacionado la experiencia traumática que puede suponer un divorcio paterno con el riesgo de estrés u otros trastornos de salud mental a largo plazo. Sin embargo, es la primera vez que se detecta un vínculo directo entre esta situación familiar y una enfermedad cardiovascular.
Según ha explicado la autora de este estudio, la profesora Esme Fuller-Thomson, en declaraciones a la BBC recogidas por Europa Press, el análisis inicial tomó en cuenta la edad, raza y género de los participantes y encontró un riesgo 2,2 veces más alto de sufrir un derrame entre los hijos de divorciados.
Al no encontrar la posible causa de este vínculo, los científicos decidieron seguir investigando y volvieron a llevar a cabo un análisis de los datos tomando en cuenta otros factores, incluidos el estatus socioeconómico, la salud mental y las experiencias adversas de los niños.
"Pensamos que la asociación quizás estaba relacionada al impacto que tiene un divorcio en las experiencias de la infancia, como el nivel de educación, porque a veces los niños que atraviesan un divorcio deben dejar de estudiar antes", explica la investigadora.
Sin embargo, según reconoce, el impacto el nivel educativo y el volumen de ingresos que alcanzaron siendo adultos "tampoco explicó el riesgo de derrame cerebral", por lo que el siguiente paso fue iniciar un nuevo análisis para ver "si la experiencia del divorcio tuvo un impacto en el riesgo de depresión".
El riesgo de depresión no explica esta relación
Sin embargo, y aunque observaron que los niños de padres divorciados son ligeramente más vulnerables a la depresión, esto no pudo explicar el riesgo de estos individuos al derrame cerebral, así como tampoco encontraron relación alguna al compararlo con otros factores de riesgo como el abuso infantil o el desempleo de los padres. Hasta ahora, como señala la profesora Fuller-Thomson, no se ha podido encontrar la causa entre el vínculo entre divorcio de los padres y derrame cerebral.
Según la investigadora, se tienen algunas hipótesis, como el impacto de la pobreza en la infancia y la posibilidad de que el estrés sufrido en la infancia tenga algún efecto en la forma como se experimenta el estrés en la vida adulta.
La investigadora subraya, sin embargo, que este estudio es muy preliminar y hace falta confirmar los resultados para poder establecer una conclusión.
Además, reconoce que todos los participantes habían nacido en Canadá entre 1940 y 1950, una época, según subraya la investigadora, donde el divorcio se sufría de una forma mucho más traumática que hoy en día.