Molina independiente

30/09/2017 - 13:19 Antonio Yagüe

La Constitución de 1812 incluye expresamente en su artículo 10 a Molina de Aragón al describir el Territorio de las Españas.

Repasando las famosas Cortes de Cádiz (1810-1814), pilar del Estado constitucional democrático de Derecho en España al decir de los entendidos, descubrí que uno de sus 26 diputados se llamaba Ramón López Pelegrín. Representaba a Molina de Aragón, escrito con todas las letras y codeándose, por ejemplo, con Benito Hermida de Galicia, Juan Guereña de Méjico (sic), Dionisio Inca Yupangui de Perú,  Pedro Inguanzo de Asturias, Juan de Lera de La Mancha, Lorenzo Igual de Toledo o los más cercanos Andrés Lasauca de Aragón y Aniceto Ibáñez de Soria. Con un par. Ahí es nada.
    La Constitución de 1812 incluye expresamente en su artículo 10 a Molina de Aragón al describir el Territorio de las Españas. Monarcas anteriores y posteriores a Fernando VII son denominados señores de Molina y Vizcaya. Incluso Felipe VI, aunque todavía no nos ha visitado como hicieron sus antecesores. Pero todo llegará tras la invitación que le hizo en persona  el alcalde de Molina durante la celebración del Día de las Fuerzas Armadas en Guadalajara.
    Molina rebasaría los argumentos de Cataluña para celebrar un referéndum de autodeterminación. Según la doctrina nacionalista, es una realidad propia dotada de elementos objetivos como territorio propio, historia milenaria (desde la Manlia ibero-romana), fuero, bandera  estelable,  economía propia y hasta cultura y lenguas (del ‘cacho mostro’ al mingaña) propias. Se baila el pollo, tiene ‘collas’ de gancheros y un Casino de la Amistad que es más que un casino. Hasta puede decirse que ha sido secuestrada por el imperialismo castellano-manchego.
    Si  ni la comunidad ni el Estado son capaces de dialogar y pactar, podemos celebrar un referéndum, vinculante y efectivo, en el que el Señorío, soberano, responda a la pregunta:  “¿Quiere que Molina sea un Estado independiente en forma de república?”. Y si el pueblo vota a favor, el nuevo Estado proclamará su independencia. La legalidad no es argumento válido para impedir que el pueblo de Molina, incluso Motos, Valsalobre o Labros, acudan libremente a las urnas para expresar su voluntad  y se autodeterminen.  La democracia es imparable.
    “A mí no me líe. Todas las banderas me resbalan. No soy nacionalista, ni provinciano, ni comarcal. Soy pueblerino y hortelano. Con el huerto me basta. Si en Cataluña andan con esas tonterías, allá se jodan”, respondió un paisano a mi plan.