Molina lo merece
El escepticismo está justificado por la larga secuencia de hechos sucedidos desde la primera promesa de construcción de un Parador en Molina de Aragón tras el trágico incendio de la Riba, tiempo en el que no han faltado proyectos, presentaciones, movimientos de tierras, exhibición de maquinaría, avances administrativos, anuncios, intercambios de acusaciones entre los políticos, largos silencios solo rotos por la reivindicación de la plataforma de la Otra Guadalajara, preguntas parlamentarias, relevos en la alcaldía, presidencia de la Diputación, Junta de Comunidades y hasta el Gobierno Central... Han sido años de espera que parecen haber llegado a su final con la presentación este lunes, sobre el terreno, de la obra que supondrá una importante revitalización de una zona necesitada de ello. La buena noticia la contaban in situ el ministro Soria y la presidenta Cospedal. El comienzo de la construcción parece inminente y supondrá la creación de cien puestos de trabajo directos mientras dure la ejecución. Más de 20 millones de euros se invertirán en una infraestructura que mirará hacia el castillo sobre el que también se actuará. Distintos son los ejemplos de paradores de no excesiva dimensión a los que les va bien en España. El de Molina no será lo grande que en un principio se diseñó pero servirá para atraer congresos, convenciones, eventos a una comarca de grandes atractivos turísticos. Esto significará beneficio para la hostelería y el comercio, nuevos negocios y puestos de trabajo que ayudarán a fijar población y mayor conocimiento de la existencia misma de la capital del Señorío en España, al formar parte de una red nacional. Molina y su gente, la provincia de Guadalajara, merecen esta oportunidad y aunque la buena nueva llegue en momentos electorales solo podemos resaltar hoy nuestro moderado optimismo y serena alegría por las perspectivas de futuro que se abren. No será panacea de nada, pero si punto de partida de algo. Nuestro cariño por esta parte de la provincia que vio nacer a nuestros ascendientes incrementa la emoción. El tiempo dirá si queda en mera ilusión o realmente merecerá la pena.