Motivos de orgullo para la provincia
La vacunación o el drama de Afganistán ponen en valor el trabajo de empresas y personas en la provincia de Guadalajara.
La primera vacunación contra el coronavirus en España tuvo lugar en la residencia de Los Olmos de nuestra capital y se le administró a Araceli. El día anterior técnicos de la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS), dependiente del Ministerio de Sanidad, firmaron la primera recepción a nivel nacional, que llegó a un almacén que Pfizer posee en Guadalajara y desde aquí se distribuyó al resto de provincias. Ayer, el presidente del Gobierno visitó el polideportivo San José donde se realiza de manera masiva y ejemplar la vacunación, hitos motivo de orgullo. El conflicto de Afganistán con un éxodo histórico de personas en busca de paz y una vida en la que se garanticen sus derechos fundamentales, por otra parte, ha hecho que Guadalajara haya sido noticia por dos circunstancias extraordinarias que han de causarnos satisfacción. Desde sus inicios operativos, allá por los años de la transición, la sede del cuerpo de élite de la Policía Nacional, el GEO, se encuentra en nuestra capital. Son los profesionales que participan en las misiones de seguridad más arriesgadas del mundo con la máxima eficacia. Esta semana han vuelto a su casa alcarreña desde Kabul donde han contribuido a mantener el orden. Es un orgullo contar con estos vecinos tan especiales y una alegría que ante la necesidad de modernizar sus instalaciones para perfeccionar sus entrenamientos y rendir al nivel que la tecnología permite, desde el Ayuntamiento se haya tenido la visión de ceder al Ministerio una amplia parcela para construir la sede que permita la continuidad en la provincia de este prestigioso cuerpo de seguridad. Igualmente es motivo de satisfacción el lado humanitario, de acogida, de integración que representa el centro de refugiados de Sigüenza que ha abierto sus puertas a trece personas que huyen del horror, de la violación de derechos fundamentales, que buscan dignidad, respeto y una oportunidad de futuro, ante una situación desesperada. El drama que vive Afganistán pone en valor el trabajo de colectivos y particulares que ayudan a quienes peor lo pasan. Somos referentes para bien.