Negociar con ‘los vascos’ y otros surrealismos

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

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El comentario
Fernando Jáuregui / Periodista
Unas veces, la política española puede ser desesperante. Otras puede, si se toma la cosa con sentido del humor, ser simplemente divertida. Y es que el panorama político español está lleno de elementos del más puro surrealismo celtibérico. Véase, si no, al cordobés Montilla, president de la Generalitat y alumno de catalán por las noches, encarnando al máximo defensor del arrinconamiento del castellano. O, por poner ejemplos más puntuales, podríamos considerar los flecos de la negociación en curso entre los socialistas y el Partido Nacionalista Vasco en busca de que estos últimos apoyen los Presupuestos para 2011 y eviten, así, que Zapatero tenga que convocar elecciones anticipadas. Unas elecciones que todas las encuestas auguran que perdería ZP.
Dos cosas me llaman poderosamente la atención relacionadas con esta negociación, que todavía está, parece, en sus comienzos. La primera, que los PGE del año que viene, y la cabeza política de ZP, dependan de un partido al que los Presupuestos apenas le afectan, puesto que el régimen con el País Vasco funciona bastante al margen de las cuentas generales del Estado. La segunda, que el Gobierno central, en lugar de negociar con el correspondiente Gobierno autonómico, que sería lo lógico, lo haga con el partido que está en la oposición, cual es el caso del PNV. Así, el PNV podrá presumir de haber ‘arrancado’ al Ejecutivo ‘en Madrid’ cosas que el correligionario de Zapatero y lehendakari vasco, Patxi López, no ha conseguido. No deja de ser una manera de debilitar al actual Gobierno vasco, que es, lógicamente, lo que buscan los nacionalistas, con la no me nieguen que surrealista cooperación de Zapatero, lanzado más que nunca a la búsqueda de extraños compañeros de cama y cuya obligación -teórica- sería apoyar a su colega Patxi López. No me extraña el enfado de López y de sus aliados en Euskadi, es decir, los del PP comandados por Antonio Basagoiti, que no acaban de encajar con humor, y se entiende, las ironías de la situación. Tampoco me extraña la perplejidad general de los observadores. Si el Gobierno vasco del PSE apoyado por el PP era, lo decían todos, un gran avance político para España, ¿merece la pena comprometerlo con un acuerdo en el que el PNV podría pedir cesiones políticas inasumibles? Y, si no se llegase a un acuerdo con el PNV, ¿habría que disolver forzosamente las Cámaras legislativas y anticipar las elecciones?
Y si esta disolución y la consiguiente anticipación se llevasen a cabo ¿Para qué se haría, para no tener que prorrogar unos Presupuestos inservibles para el año que viene? Ah, pero -nueva genialidad surrealista made in Spain- ¿habría Presupuestos nuevos si se disuelven las Cortes en diciembre para celebrar elecciones en marzo, pongamos por caso? Pues no, no señor; habría, en todo caso, que prorrogar un año más los actuales Presupuestos, surrealistas ya de por sí, como los del año pasado, porque poco tienen las previsiones en ellos contenidas que ver con los datos de la realidad. ¿Entonces? Pues ya le digo: si Breton, padre del surrealismo, levantase la cabeza...