Obama y Medvedev firman el tratado de desarme nuclear basado en el acuerdo mutuo
01/10/2010 - 09:45
Por: EUROPA PRESS
El presidente estadounidense, Barack Obama, y su homólogo ruso, Dimitri Medvedev, firmaron ayer en Praga un histórico tratado para la reducción de su armamento nuclear heredero del Start I, que reduce en un 30 por ciento sus arsenales atómicos. El mandatario norteamericano destacó que con el nuevo acuerdo se pone fin al distanciamiento entre los dos países, motivado por el escudo antimisiles, si bien el ruso reconoció que sigue habiendo discrepancias sobre esta cuestión.
Tras meses de debate, el nuevo pacto compromete a ambas potencias a reducir en un 30 por ciento en siete años sus arsenales nucleares, que aun así seguirán representando un amplio porcentaje de la capacidad atómica mundial. El acuerdo, vigente durante los próximos diez años y sucesor del firmado en 1991, con la caída de la Unión Soviética aún reciente, reduce las ojivas operacionales desplegadas a 1.550, frente a las 2.200 contempladas en el Tratado de Moscú firmado en 2002 por el ex presidente George W. Bush. Además, limita a 800 el total de lanzaderas, la mitad de las permitidas bajo el Start I, vigente hasta diciembre del año pasado--. También revisa el sistema de inspecciones, que pasa de permanente a puntual.
Medvedev y Obama firmaron este histórico compromiso en un castillo de Praga, en una ceremonia que marcó también un impulso en las relaciones bilaterales de los que fuesen enemigos durante la Guerra Fría. Parecen olvidadas, en este contexto, las rencillas entre Moscú y Washington a cuenta de la guerra de 2008 entre Rusia y Georgia. Cuando Estados Unidos y Rusia no son capaces de trabajar juntos en grandes asuntos, no es bueno ni para nuestras naciones ni es bueno para el mundo, declaró Obama en la rueda de prensa conjunta tras estampar su firma y en la que denominó a su homólogo amigo y aliado. El último premio Nobel de la Paz calificó el día de ayer como un hito importante para la seguridad nuclear y la no proliferación, pero también para las relaciones entre Estados Unidos y Rusia.
Por su parte, Medvedev habló de suceso verdaderamente histórico para referirse a la firma del Start II, que confía en que abra una nueva página en las relaciones con Washington. El presidente ruso aplaudió que en el pacto ambas partes (firmantes) salen ganando, al tiempo que celebró la muy buena relación personal y la muy buena química que tiene con Obama.
Ambos dirigentes cenaron anoche junto a once jefes de Estado y de Gobierno de países del centro y este de Europa, en un gesto que parece encaminado a demostrar que Estados Unidos no renuncia a sus aliados de la OTAN en favor de Moscú. Obama también habló antes de partir de Washington con el presidente georgiano, Mijail Saakashvili, para reiterar el respaldo estadounidense a Tiblisi. La primera tarea que tiene pendiente Obama a su vuelta a Estados Unidos es convencer al Senado de la necesidad de ratificar el Start II. Para recibir la luz verde definitiva, el texto necesita el visto bueno de dos tercios de la Cámara Alta norteamericana, o 67 senadores, algo con lo que, de momento, no contaría el Partido Demócrata.
Medvedev sugirió que ambos países trabajen para lograr una ratificación simultánea del tratado. Anunció que Rusia comenzará muy pronto los debates en el Parlamento y recordó la importancia de que también Estados Unidos trabaje por esta aprobación cuanto antes. En nuestra historia, especialmente en la era soviética, se han dado casos en los que un Estado ratificó un tratado mientras el otro dijo: Lo siento, las circunstancias han cambiado, apuntó.
Para reducir las especulaciones, el secretario de prensa de la Casa Blanca, Robert Gibbs, ya ha pronosticado que el texto logrará un amplio consenso en el Senado, ya que reducir la amenaza del armamento nuclear supone una prioridad para ambos partidos. La próxima semana, Washington albergará una cumbre sobre seguridad nuclear a la que asistirán representantes de 44 países.
Referencias a Irán
El nuevo documento llega la misma semana en que el Ejecutivo de Estados Unidos ha anunciado la Revisión de la Postura Nuclear, que limita la importancia de estas armas en la estrategia de seguridad nacional y niega el derecho a usar armamento atómico contra países que no lo posean. Sin embargo, deja la puerta abierta en cuanto a estados que incumplan las obligaciones de no proliferación nuclear incluidas en los tratados internacionales, lo que mantiene la amenaza sobre Irán. La industria nuclear iraní fue precisamente uno de los temas tratados por Medvedev y Obama durante su encuentro, en el que ambos dirigentes incidieron en la necesidad de promover nuevas sanciones contra la República Islámica.
Obama, el más directo en este sentido, pidió sanciones duras y contundentes y las anunció incluso para esta primavera. El inquilino de la Casa Blanca advirtió de que aquellas naciones que se nieguen a cumplir con sus investigaciones serán aisladas, y se les negará la oportunidad a participar en la integración internacional. Medvedev manifestó que la comunidad internacional no puede permanecer ciega ante la amenaza iraní, pero también insistió en que se debe adoptar una decisión inteligente para evitar sufrimiento al pueblo de Irán. La discrepancia más patente que queda entre Rusia y Estados Unidos sigue siendo el proyecto de defensa antimisiles proyectado en Europa, pese a que Obama retiró el anterior escudo planificado por Bush y que en su momento derivó en una crítica frontal del Gobierno ruso. La Administración norteamericana rechazó incluir en el Start II límites al sistema de defensa. Este pasado martes, el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, amenazó incluso con la retirada de su Gobierno del Start II si el nuevo plan de defensa proyectado por Estados Unidos supone una amenaza para Rusia.
Medvedev y Obama firmaron este histórico compromiso en un castillo de Praga, en una ceremonia que marcó también un impulso en las relaciones bilaterales de los que fuesen enemigos durante la Guerra Fría. Parecen olvidadas, en este contexto, las rencillas entre Moscú y Washington a cuenta de la guerra de 2008 entre Rusia y Georgia. Cuando Estados Unidos y Rusia no son capaces de trabajar juntos en grandes asuntos, no es bueno ni para nuestras naciones ni es bueno para el mundo, declaró Obama en la rueda de prensa conjunta tras estampar su firma y en la que denominó a su homólogo amigo y aliado. El último premio Nobel de la Paz calificó el día de ayer como un hito importante para la seguridad nuclear y la no proliferación, pero también para las relaciones entre Estados Unidos y Rusia.
Por su parte, Medvedev habló de suceso verdaderamente histórico para referirse a la firma del Start II, que confía en que abra una nueva página en las relaciones con Washington. El presidente ruso aplaudió que en el pacto ambas partes (firmantes) salen ganando, al tiempo que celebró la muy buena relación personal y la muy buena química que tiene con Obama.
Ambos dirigentes cenaron anoche junto a once jefes de Estado y de Gobierno de países del centro y este de Europa, en un gesto que parece encaminado a demostrar que Estados Unidos no renuncia a sus aliados de la OTAN en favor de Moscú. Obama también habló antes de partir de Washington con el presidente georgiano, Mijail Saakashvili, para reiterar el respaldo estadounidense a Tiblisi. La primera tarea que tiene pendiente Obama a su vuelta a Estados Unidos es convencer al Senado de la necesidad de ratificar el Start II. Para recibir la luz verde definitiva, el texto necesita el visto bueno de dos tercios de la Cámara Alta norteamericana, o 67 senadores, algo con lo que, de momento, no contaría el Partido Demócrata.
Medvedev sugirió que ambos países trabajen para lograr una ratificación simultánea del tratado. Anunció que Rusia comenzará muy pronto los debates en el Parlamento y recordó la importancia de que también Estados Unidos trabaje por esta aprobación cuanto antes. En nuestra historia, especialmente en la era soviética, se han dado casos en los que un Estado ratificó un tratado mientras el otro dijo: Lo siento, las circunstancias han cambiado, apuntó.
Para reducir las especulaciones, el secretario de prensa de la Casa Blanca, Robert Gibbs, ya ha pronosticado que el texto logrará un amplio consenso en el Senado, ya que reducir la amenaza del armamento nuclear supone una prioridad para ambos partidos. La próxima semana, Washington albergará una cumbre sobre seguridad nuclear a la que asistirán representantes de 44 países.
Referencias a Irán
El nuevo documento llega la misma semana en que el Ejecutivo de Estados Unidos ha anunciado la Revisión de la Postura Nuclear, que limita la importancia de estas armas en la estrategia de seguridad nacional y niega el derecho a usar armamento atómico contra países que no lo posean. Sin embargo, deja la puerta abierta en cuanto a estados que incumplan las obligaciones de no proliferación nuclear incluidas en los tratados internacionales, lo que mantiene la amenaza sobre Irán. La industria nuclear iraní fue precisamente uno de los temas tratados por Medvedev y Obama durante su encuentro, en el que ambos dirigentes incidieron en la necesidad de promover nuevas sanciones contra la República Islámica.
Obama, el más directo en este sentido, pidió sanciones duras y contundentes y las anunció incluso para esta primavera. El inquilino de la Casa Blanca advirtió de que aquellas naciones que se nieguen a cumplir con sus investigaciones serán aisladas, y se les negará la oportunidad a participar en la integración internacional. Medvedev manifestó que la comunidad internacional no puede permanecer ciega ante la amenaza iraní, pero también insistió en que se debe adoptar una decisión inteligente para evitar sufrimiento al pueblo de Irán. La discrepancia más patente que queda entre Rusia y Estados Unidos sigue siendo el proyecto de defensa antimisiles proyectado en Europa, pese a que Obama retiró el anterior escudo planificado por Bush y que en su momento derivó en una crítica frontal del Gobierno ruso. La Administración norteamericana rechazó incluir en el Start II límites al sistema de defensa. Este pasado martes, el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, amenazó incluso con la retirada de su Gobierno del Start II si el nuevo plan de defensa proyectado por Estados Unidos supone una amenaza para Rusia.