Patrimonio de la Humanidad

08/09/2018 - 12:07 José Serrano Belinchón

He sabido por la radio que el Hayedo de Montejo de la Sierra, provincia de Madrid, ha sido inscrito por la UNESCO como espacio natural Patrimonio de la Humanidad.

Mientras el gato duerme el ratón baila. El ratón en este caso es la Comunidad de Madrid y el gato dormilón lo somos nosotros empezando por los más cercanos, en cuyo grupo me cuento junto a las autoridades locales, provinciales y regionales, que deberíamos tener los ojos más abiertos y los oídos atentos a la onda de aquello que nos pudiese interesar.

Hasta hoy, encontrándome en Cantalojas casualmente, he sabido por la radio que el Hayedo de Montejo de la Sierra, provincia de Madrid, ha sido inscrito por la UNESCO como espacio natural Patrimonio de la Humanidad, siendo, al menos para mi uso, el hermano menor de los bosques de hayas existentes al norte de ambas provincias, Guadalajara y Madrid, como parte las dos de un hayedo común, extenso, que goza por su situación de la particularidad de ser el más meridional de Europa. Si tenemos en cuenta que el haya es una especie arbórea delicada para la pervivencia; pues exige temperaturas bajas casi de manera continua, aire limpio y aguas claras para su desarrollo, que en esta zona lo hay.

La fauna que se da en el hayedo -refiriéndome al de la Tejera Negra, el nuestro, término municipal de Cantalojas- es de lo más selecto y de lo menos común que existe a nuestro alcance; pues hablamos del águila real, del buitre leonado, del halcón abejero, de la nutria, del gato montés y el tejón entre otros, y entre la flora del roble, del acebo, del serbal y del abedul, además del pino y del cerezo silvestre.

Ya en el siglo XIII aparecen referencias escritas de este rincón privilegiado de nuestra geografía provincial; pues en el conocido Libro de la Montería”del Rey Sabio, nos encontramos con frases tan aclaratorias y escuetas como ésta: “Texera Negra es boen monte de oso et de puerco en todo tiempo”, especies de caza mayor que ocho siglos después sólo aparecen en viejas crónicas de cacería.

¿Nos cogieron la vez? ¿Se nos pasó el turno? Sería posible hacer todavía algo…?  Me limito a hacerlo saber, muy a mi pesar.