Peces Rata y la Catedral

15/10/2016 - 15:52 Luis Monje Ciruelo

Mi amigo, Felipe Peces-Rata, canónigo archivero de la catedral, me envía  un nuevo libro sobre la seo seguntina.

Mi amigo, Felipe Peces-Rata, canónigo archivero de la catedral, me envía  un nuevo libro sobre la seo seguntina, como casi todos, pues su vocación, como alguien ha escrito, son el sacerdocio y la catedral de la que extrae del anonimato de los anaqueles del Archivo Capitular. Y me señala en la dedicatoria la pag. 82  donde aparece un documento, de hace 902 años  fechado en Palazuelos el 3 de agosto de 1.314. Lo promulgó en el pueblo de mis ancestros el Rey Alfonso XI el Justiciero, confirmando sus privilegios a unas iglesias. Y me he puesto a pensar que si llegó con todo su séquito en plena siega a lo mejor no había nadie en el pueblo, aparte de chiquillos, para rendirle vasallaje.  Y no pudo subir al castillo por la sencilla razón de que todavía faltaban dos siglos para que  los Mendoza iniciaran  su construcción... Puntualiza Peces-Rata que el documento está escrito en pergamino, plomo y seda, y conserva, todavía pendiente, “su hermoso sello regio en plomo, que lleva en el anverso la figura ecuestre del Rey blandiendo la espada y embrazando el escudo, y en el reverso las armas de Casstilla y León sujeto el sello con hilos de seda en colores verde, rojo, blanco y amarillo”. Estaba el documento en la Sala 2, cómoda 2, bandeja 5, y allí se libró a lo largo de los siglos de los saqueos que sufrió el archivo, entre otros en la invasión francesa y el más reciente de nuestra guerra civil durante la cual la catedral fue cañoneada durante varios días hasta que la desalojaron las milicias republicanas y los paisanos  que allí se refugiaron al ser conquistada la ciudad por las tropas nacionales. Y esto no lo digo porque me lo hayan contado sino porque con doce años lo viví, según relato en mi libro Memorias de un niño de la Guerra. En Escarceos, título del libro, el autor sigue explorando los diversos aspectos y riquezas de la catedral, que es mucho más que el Doncel, para algunos su principal joya. Y Peces-Rata, licenciado en Historia, recurre a las ciencias auxiliares de la bibliología, la diplomática y la sufragística para estudiar “con deleite”, como él dice, los códices, diplomas y sellos, ejecutados con todo primor por los monjes pendolistas en soportes de pergamino, plomo y cera. Y como singularidad, recoge la receta, copiada de un antiguo manuscrito, de que la tinta para escribir en pergaminos se hacía “a base de agallas maceradas en vino blanco”, imposible de borrar, que se ennegrecía con el tiempo.