Pekín exagera con la amenaza terrorista a las Olimpiadas
01/10/2010 - 09:45
Por: COLPISA
China podría estar exagerando el peligro de una amenaza terrorista procedente de la minoría musulmana del noroeste del país, después de que las autoridades chinas anunciasen haber frustrado planes para atentar contra los Juegos Olímpicos. A cinco meses de los Juegos, el Gobierno chino aseguró que presuntos independentistas planeaban atentar contra el acontecimiento deportivo.
China afirmó asimismo haber frustrado el viernes un proyecto de "atentado terrorista" contra un avión que volaba entre la capital de Xinjiang y Pekín. Sin embargo, se divulgaron pocos detalles sobre la realidad de estos planes terroristas, aparte del hecho de que varios pasajeros "estaban en posesión de líquidos sospechosos", según un comunicado difundido por la Aviación Civil.
Analistas y defensores de los derechos humanos ponen en duda la realidad de esta amenaza, en una región sometida desde hace 60 años a una estrecha vigilancia por parte del Gobierno central.
"La amenaza terrorista en Xinjiang no es muy fuerte, pese a que no se pueda descartar completamente", considera Zhang Jiandong, experto en contraterrorismo de la Universidad Fudan de Shanghai.
"No creo que haya un atentado terrorista importante contra los Juegos Olímpicos, pero pequeños grupos basados en Xinjiang pueden intentar acciones", afirma. De los 18 millones de musulmanes de China, cerca de 10 millones viven en la Región Autónoma de Xinjiang, entre ellos uigures, de etnia turca.
Algunos grupos continúan luchando por la independencia del Turkestán Oriental, que conoció una existencia efímera entre 1930 y 1949. China acusa al Movimiento Islámico del Turkestán Oriental, organización clasificada como terrorista por Naciones Unidas en 2002, de ser una amenaza. Hace un año, Pekín afirmó haber desmantelado uno de sus campos de entrenamiento en las montañas del Pamir y haber matado a 18 militantes.
Mil combatientes
Sin embargo, según los expertos, el movimiento -que habría llegado a tener mil combatientes- sufrió importantes pérdidas durante la guerra de Afganistán, desencadenada por una coalición internacional tras los atentados de septiembre de 2001 en Estados Unidos. El acceso a la zona está estrictamente controlado y las fuentes de información independientes son inexistentes.
"Para saber lo que sucede, si existe un grupo organizado, sólo podemos apoyarnos en las informaciones chinas", afirma James Millward, profesor de la Universidad de Georgetown (Estados Unidos), autor de un libro reciente sobre la historia de Xinjiang. Para algunas organizaciones de defensa de los derechos humanos, Xinjiang es sólo un pretexto.
"Nos preocupa la posible utilización por el gobierno chino de estos pretendidos complots terroristas como pretexto para una nueva campaña de represión contra la población uigur de Xinjiang antes de los Juegos Olímpicos de Pekín", afirma Phelim Kine, de Human Rights Watch.
El Dalai Lama denuncia la represión en Tibet
El Dalai Lama, jefe espiritual de los budistas tibetanos, denunció ayer la represión china en Tibet, en una declaración de inusual dureza con motivo del 49 aniversario de su exilio en India y a cinco meses de los Juegos Olímpicos de Pekín. El Premio Nobel de la Paz 1989, cuya causa volvió a ganar apoyos en occidente en los últimos meses, criticó "las enormes e inimaginables violaciones de los derechos humanos cometidas por China en Tibet", que llegan a "la negación de la libertad religiosa".
"Desde hace unas seis décadas, los tibetanos viven de forma permanente con miedo y bajo la represión china", denunció ante sus partidarios congregados en Dharamsala, su lugar de exilio en el norte de India. Estos severos comentarios contrastan con la moderación adoptada en los últimos años por el Dalai Lama frente a China, a la que suele acusar sin embargo de "agresión demográfica" por una política de colonización acelerada que lleva a "una especie de genocidio cultural".
El Dalai Lama, de 72 años, huyó con miles de sus partidarios a India hace exactamente 49 años, en 1959, tras la llegada al techo del mundo de las tropas comunistas de Mao Zedong para sofocar una rebelión anti-china.
Analistas y defensores de los derechos humanos ponen en duda la realidad de esta amenaza, en una región sometida desde hace 60 años a una estrecha vigilancia por parte del Gobierno central.
"La amenaza terrorista en Xinjiang no es muy fuerte, pese a que no se pueda descartar completamente", considera Zhang Jiandong, experto en contraterrorismo de la Universidad Fudan de Shanghai.
"No creo que haya un atentado terrorista importante contra los Juegos Olímpicos, pero pequeños grupos basados en Xinjiang pueden intentar acciones", afirma. De los 18 millones de musulmanes de China, cerca de 10 millones viven en la Región Autónoma de Xinjiang, entre ellos uigures, de etnia turca.
Algunos grupos continúan luchando por la independencia del Turkestán Oriental, que conoció una existencia efímera entre 1930 y 1949. China acusa al Movimiento Islámico del Turkestán Oriental, organización clasificada como terrorista por Naciones Unidas en 2002, de ser una amenaza. Hace un año, Pekín afirmó haber desmantelado uno de sus campos de entrenamiento en las montañas del Pamir y haber matado a 18 militantes.
Mil combatientes
Sin embargo, según los expertos, el movimiento -que habría llegado a tener mil combatientes- sufrió importantes pérdidas durante la guerra de Afganistán, desencadenada por una coalición internacional tras los atentados de septiembre de 2001 en Estados Unidos. El acceso a la zona está estrictamente controlado y las fuentes de información independientes son inexistentes.
"Para saber lo que sucede, si existe un grupo organizado, sólo podemos apoyarnos en las informaciones chinas", afirma James Millward, profesor de la Universidad de Georgetown (Estados Unidos), autor de un libro reciente sobre la historia de Xinjiang. Para algunas organizaciones de defensa de los derechos humanos, Xinjiang es sólo un pretexto.
"Nos preocupa la posible utilización por el gobierno chino de estos pretendidos complots terroristas como pretexto para una nueva campaña de represión contra la población uigur de Xinjiang antes de los Juegos Olímpicos de Pekín", afirma Phelim Kine, de Human Rights Watch.
El Dalai Lama denuncia la represión en Tibet
El Dalai Lama, jefe espiritual de los budistas tibetanos, denunció ayer la represión china en Tibet, en una declaración de inusual dureza con motivo del 49 aniversario de su exilio en India y a cinco meses de los Juegos Olímpicos de Pekín. El Premio Nobel de la Paz 1989, cuya causa volvió a ganar apoyos en occidente en los últimos meses, criticó "las enormes e inimaginables violaciones de los derechos humanos cometidas por China en Tibet", que llegan a "la negación de la libertad religiosa".
"Desde hace unas seis décadas, los tibetanos viven de forma permanente con miedo y bajo la represión china", denunció ante sus partidarios congregados en Dharamsala, su lugar de exilio en el norte de India. Estos severos comentarios contrastan con la moderación adoptada en los últimos años por el Dalai Lama frente a China, a la que suele acusar sin embargo de "agresión demográfica" por una política de colonización acelerada que lleva a "una especie de genocidio cultural".
El Dalai Lama, de 72 años, huyó con miles de sus partidarios a India hace exactamente 49 años, en 1959, tras la llegada al techo del mundo de las tropas comunistas de Mao Zedong para sofocar una rebelión anti-china.