Políticos de profesión

29/01/2018 - 18:39 Jesús Fernández

Los políticos profesionales se esfuerzan por obtener y convencer a la población de su legitimidad.

Necesitamos una nueva generación de políticos. Jugando con las palabras, habrá que sustituir de-generación por re-generación. Hasta ahora, parecía que la democracia era el arte que tienen los políticos para que el pueblo no descubra la vida de privilegios  que  ellos llevan al margen del resto de los ciudadanos. Aquéllos se encuentran entre el pueblo que juzga sus actos y la política como profesión rodeada de intereses, inmunidades, remuneraciones, ascensos, influencias, privilegios. Los políticos profesionales se debaten entre el poder y la ejemplaridad. La crisis de la democracia se llama hoy la corrupción y la falta de honestidad y transparencia en los sistemas y en las personas. Está visto que la política no es una vocación ni una profesión de riesgo sino un camino lleno de posibilidades y promociones.
    ¿Qué sentido tiene dedicarse profesionalmente a la política en el conjunto de la ordenación y previsiones de la vida humana, sobre todo en los jóvenes?  La política es la participación e influencia de las personas  en la función y en los medios que tiene el Estado para cumplir su misión, El Estado se define hoy como aquella comunidad humana que, dentro de los límites de un territorio, tiene el monopolio de la fuerza, siendo el origen y la fuente de todo poder, incluida la fuerza física. Otras nociones del Estado liberal le definen en función del orden, de la justicia, de la ley, comenzando por la Constitución hasta el último de los reglamentos. Según eso, “estamos” en un Estado constitucional donde la expresión “lo suyo es lo tuyo” adquiere todo su sentido. El es garantía, seguridad y certeza. El poder no es seguridad sino el Estado que gestiona el poder es quien da seguridad.    
    La política es el esfuerzo e intervención de los ciudadanos por influir en el reparto del poder entre los grupos que aspiran a él. La política profesional tiene siempre relación con el poder bien sea para alcanzarlo, bien sea para mantenerlo, bien sea para distribuirlo o bien para disfrutarlo pero siempre en una perspectiva individual, egoísta e interesada. La democracia tiene que romper este  círculo poniendo al pueblo, al bien común en el centro de las preocupaciones del político profesional. Entonces ahora el problema se traslada a la llamada legitimidad. Los políticos profesionales se esfuerzan por obtener y convencer a la población de su legitimidad, de su autoridad, de su mandato en el ascenso y uso del poder dentro de un sistema convencional sea o no  constitucional para que ella no parezca algo “carismático” o salida de sus cualidades personales o subjetivas. Todo ello acompañado de mucho dinero disponible, muchas retribuciones. La política profesional se convierte, así,  en un puro cálculo, una inversión financiera  y operación económica para ellos.